Bilbao - Mikel Urrutikoetxea e Ibai Zabala se divertían en el frontón Bizkaia de Bilbao tras una sesión exigente bajo la batuta de Rubén Beloki y ejercer de sparrings ante Aimar Olaizola y Andoni Aretxabaleta. Se jugaba el berriztarra al saque-remate el mano a mano y Urruti corría poseído tras el disparo inicial. Entonces, ya había terminado el tiempo de transmutarse en Juan Martínez de Irujo y Abel Barriola. Una buena combinación, fácil con las características de cada uno de los pelotaris: un pegador delante y un todoterreno en los cuadros traseros. "Es difícil ganar a los vizcainos", remendaba después el menor de los Olaizola entre risas. Antes, medio sufriendo, medio esforzándose, acababa los tantos a un centímetro de chapa y obligaba al puntillero de Zaratamo a reinventarse de pronto, después de unos días pensando en el mano a mano.

Lo cierto es que los finalistas del Parejas se tuvieron que emplear al máximo en una sesión en la que hubo cierta tensión competitiva nacida bajo el influjo de los resultados y los tantos. Andoni, un pelotari tranquilo, respiró fogoso a momentos. "Ha ido bastante bien. Hemos empezado flojitos, pero le hemos metido tensión y hemos empezado a sudar", contaba al final de la sesión el gran zaguero de Markina, tras pasar varios minutos de asueto, quien apostillaba que "si no te mosqueas y no te apuestas nada, malo. Es mejor mosquearse o apostarse algo y nos picamos. Eso crea tensión y es bueno para entrenar". Una buena forma de verlo. Un latigazo de tensión. Una lazada al vértigo de la final del próximo 4 de mayo en el Bizkaia de Bilbao, que respirará un gran ambiente de pelota.

Barriola, en el Labrit Por otro lado, Abel Barriola se ejercitó ayer en el Labrit de Iruñea junto a Cecilio Valgañón y dos pelotaris aficionados en una sesión de hora y veinte minutos de duración en la que completaron un partidillo exigente y que sirve para que el leitzarra coja ritmo para la final.- I. G. Vico