Vitoria - Aunque el zarpazo de la crisis se antoja un poco menos felino, o al menos esa es la percepción de quienes se encargan de analizar el estado de la economía, todavía es evidente que su impacto en el ciudadano de a pie es sustancial. Se nota que esto es así, lógicamente, en las cifras macro relativas al empleo, los expedientes de regulación, las situaciones de impagos o los embargos administrativos. Pero sobre todo es palpable en los indicadores vinculados al consumo doméstico, donde el epígrafe relativo al Ocio continúa sin levantar cabeza. El silogismo a estas alturas parece evidente: a menos ingresos, menos disfrute, con las consecuencias que ello conlleva para un sector tan dependiente del bolsillo pero, sobre todo, del estado de ánimo de la gente.

De modo que en este contexto de recesión y pérdida de confianza el golf sufre. Como nunca. Pierde seguidores, ve reducidos sus ingresos y los presupuestos que cada año diseñan clubes y administraciones logran cuadrarse a duras penas. Y ni que decir tiene que los proyectos que no hace mucho se presentaron en Álava a golpe de foco y talonario -véase los casos de Gamarra, el Estadio 2, Labastida o Haro- han desaparecido literalmente del mapa.

Si bien esta realidad golfística es compleja en Euskadi, donde sus profesionales reconocen estar "aguantando el tirón", en el sur el desplome es todavía mayor, habida cuenta de que el desmedido desarrollo que este deporte ha sufrido en la última década siempre ha estado ligado a proyectos urbanísticos. Reventada en este caso la burbuja del ladrillo, la catarata de proyectos fallidos vinculados a esta modalidad en las zonas de costa, fundamentalmente, ha resultado imparable. Por suerte en el norte, la tradición y la figura del socio siempre han pesado más que el cemento, lo cual está permitiendo a los clubes sobrevivir en las actuales circunstancias.

El golf y el empleo Para tratar de analizar el panorama del golf alavés, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha reunido en torno a la casa club del campo de Zuia, que el pasado año celebró su 25º aniversario, a varios de los protagonistas del green vitoriano. Del ámbito más institucional, el que representa la Federación Alavesa de Golf, acudió su actual presidente, Javier Saiz, mientras que en representación de los clubes acudieron Gregorio Jiménez (Zuia), Ander Padura (Larrabea) y Jon Ander Sánchez (Izki). Completó la terna de invitados Javier Alonso, nuevo gerente de la cancha de prácticas del Seminario, que en los próximos meses tiene previsto ampliar sus céntricas instalaciones para albergar a un mayor número de practicantes en cada una de sus calles de entrenamiento.

El debate se desarrolla en un ambiente de distensión y pronto se intuye la complicidad que existe entre quienes conforman la gran familia del golf, que según cifras no oficiales, podría estar dando empleo en estos momentos en la provincia a cerca de 70 empleos directos (gestión y mantenimiento de los campos) y unos 30 indirectos, procedentes en su mayoría del sector hostelero.

Crisis generacional Sin un guión establecido, las reflexiones de unos y otros fluyen con soltura a lo lardo de los minutos, siendo una de las más compartidas la que afecta al estado de salud del golf en Álava. "Estamos aguantando el temporal como podemos pero la situación no es nada fácil. A la crisis económica debemos añadir la generacional e incluso la climatológica, con medias de casi seis meses de lluvias al año, pero sólo nos queda trabajar para estabilizar la situación", subraya el presidente de la Federación Alavesa, Javier Saiz. En este contexto, entiende este representante y el resto de invitados que al golf le toca ahora un tiempo de reflexión, de siembra. De pararse a pensar hacia dónde se quiere seguir o qué proyectos se pretenden ejecutar. Si antes de la crisis la bonanza era capaz de tapar todas las carencias de un deporte considerado de ricos, la situación actual exige un esfuerzo extraordinario por adecuar la realidad del golf a los nuevos tiempos. "Es preciso que sigamos dando a conocer el golf entre la población alavesa; si queremos recoger los frutos antes tendremos que sembrar", apunta el greenkeeper de Zuia, Gregorio Jiménez, uno de los veteranos del circuito local. A su lado escucha y asiente el gerente de Izki Golf, Jon Ander Sánchez, que comparte las reflexiones de su colega e insiste en la necesidad de "romper la barrera" que impide a muchos curiosos acercarse hasta un campo, coger un cubo de bolas y enbocar algunos hoyos.

La labor para socializar este juego -que en estos momentos cuenta con casi 4.000 licencias en Álava- es genérica y compartida entre todos los clubes e instituciones. Existe la certeza absoluta de que sólo asumiendo este reto de manera unida el golf podría volver a gozar dentro de en unos años del prestigio que ya tuvo antes de la crisis, cuando su número de licencias en la provincia fue capaz de superar a las del fútbol. Hasta entonces, insiste el gerente de Larrabea, se trata de aguantar los malos tiempos con iniciativas singulares que animen al jugador de fuera y cuiden sobre todo la figura del socio, que es el verdadero pulmón de todos los clubes. Según los cálculos que a lo largo del debate aportan unos y otros, entre el 75%-80% del presupuesto anual de un club procede de las cuotas que abonan sus socios, "un colchón de seguridad" que permite seguir manteniendo los estándares de calidad que exige un campo similar a los que hay en el circuito alavés, cuyo mantenimiento anual suele tener un coste de entre 960.000 y 1,2 millones de euros. "Es el problema de los campos, que como las personas tienen la mala costumbre de comer todos los días", ironiza Gregorio Jiménez al respecto.

Cancha de prácticas Para aliviar el gran salto entre lo desconocido y un campo de dimensiones extraordinarias como el de Izki -diseñado en 1994 por Severiano Ballesteros-, Vitoria cuenta con una cancha de prácticas en el Seminario que en los próximos meses tiene previsto acometer una ampliación para consolidarla como escuela de golf y pich and putt de nueve hoyos. "Estará homologada por la Federación Española de Golf y lo único que pretende es integrar un deporte que continúa siendo un gran desconocido en la ciudad", explica su gerente, Javier Alonso. En esta misma línea de aperturismo, la Federación Alavesa acaba de poner en marcha un programa para conocer, aprender y perfeccionar el golf llamado Pro-Crea que ya tuvo su puesta de largo hace unas semanas en la plaza de la Virgen Blanca, y en breve comenzará a llevar esta misma experiencia por colegios como el de Mendialdea en Campezo, el próximo 5 de mayo, con la idea de meter el gusanillo a los más jóvenes hoy, que serán los jugadores del mañana.