vitoria - Apenas 24 horas después del inesperado anuncio de la retirada del vitoriano Iker Romero, una de las mayores figuras del balonmano español en los últimos años, otra leyenda alavesa como Juan Antonio Compañón, Konpa en el mundo de la cesta punta, hacía lo propio ayer tras una brillante e irrepetible carrera de 22 años en la elite mundial donde lo ha ganado absolutamente todo, tanto en el campo aficionado como en el profesional. El más grande de los frontones de larga distancia, el "sandiós de la cesta", como siempre se refirieron a él dos de los padres de esta espectacular modalidad deportiva -los hermanos Ibarra, Isaías y Esteban-, anunció a través de una emotiva carta sus intenciones después de que su físico y su mente asumieran definitivamente la llegada del adiós. "Desde siempre me he comprometido conmigo mismo a ir al 100% en cada partido y dar lo mejor de mí. Este compromiso me obliga a estar en las mejores condiciones posibles para saltar al frontón y, en la actualidad, se me hace muy difícil estar entrenando y pendiente 365 días al año para que te programen en tan pocas ocasiones", justificó.

Durante la pasada temporada, el puntista alavés tan solo fue convocado para disputar ocho partidos, una previsión insuficiente para un carácter tan competitivo como el suyo, que después de su primera retirada de hace un año se comprometió a volver a las canchas si jugaba, por lo menos, un mínimo de diez partidos. "Hace año y medio dije que me retiraba pero en aquel momento me eché para atrás porque, tanto mi cuerpo, como mi cabeza y muchos aficionados que me veían jugar, me pedían que siguiera. Me marqué entonces que si no llegaba disputar más de diez partidos en 2013 me retiraría definitivamente de las canchas?".

Palmarés inigualable Dicho y hecho. El laureado puntista local cumplió su palabra y anunció que cuelga la misma cesta que en enero de 1980 se enfundó por primera vez. Ahora, 34 años después -13 como pelotari aficionado y 22 como profesional-, abandona la cancha con la satisfacción del trabajo bien hecho. "A muchos deportistas este momento les supone un trauma, pero en mi caso me voy feliz y contento ya que he tenido la oportunidad de vivir una vida como un profesional del deporte", detalla el vitoriano en su carta. En su epitafio deportivo ya descansa un palmarés inigualable, jalonado de éxitos de todos los colores, nacionales e internacionales, y culminado con unas cifras de vértigo. Sus casi 35 años de carrera en Euskadi y Estados Unidos le han dado para disputar un total de 919 partidos, en los que ha logrado 473 victorias y 428 derrotas. En 18 ocasiones no pudo terminar el partido por lesión.

La última vez que se vista de largo será en las próximas semanas, en su partido 920 y en su Olabe del alma. En colaboración con el Club Gasteiz Jai-Alai y la Federación Alavesa de Pelota Vasca, el que fuera campeón del Mundo o medalla de Oro en los inolvidables Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 -ahí la figura de Txitxa Mirapeix fue clave para el éxito-, organizará una jornada especial en la que se despedirá oficialmente de las canchas y, de paso, promoverá la recaudación fondos para sufragar las actividades del club.

agradecimientos Será entonces cuando vuelva a reiterar los mismos agradecimientos que ayer detalló con todo lujo de detalles en su sincera carta. Sentimientos emotivos hacia quienes siempre estuvieron ahí como su familia, los clubes y empresas y, sobre todo, quienes le ayudaron a progresar en aquellos lejanos 80. Nombres históricos y amigos como Txikito, "que me metió el veneno en el cuerpo"; Juanjo, "que me enseñó en los primeros años"; Esteban, "que siempre estuvo pendiente de que mis cestas estuvieran a punto"; los hermanos Ibarra o Isaías, "por haber sido mi segundo padre, por estar siempre pendiente de mí y por haber estado a mi lado durante todos estos años".

Consumado el adiós, se desconoce si el actual jefe del deporte escolar de la Diputación continuará ligado al frontón, si cambiará la cesta por el pádel o si acudirá a algún reality show. No hay muchas certezas al respecto, pero de lo que no hay duda es de que siempre velará por el que ha sido su deporte, el método para lograr un fin que en estos momentos, y muy a su pesar, agoniza lentamente. ¿Se imaginan rescatarlo? Eso será ya otra historia... Como rezaba la carta que redactó ayer, "señoras y señores, ¡ha sido un verdadero placer!".