Vitoria. La tradicional cita de Vitoria con su San Silvestre, una de las cuatro que se celebran en tierras alavesas, volvió a cumplir con las expectativas en cuanto a número de participantes y también de público que se concentró en las calles por las que circuló una carrera de 7.250 metros que varió su recorrido habitual para evitar el complicado paso por los vericuetos del Casco Viejo. El nuevo trazado convenció a los participantes y deparó una carrera espectacular en la que Iván Fernández y Elena Loyo evidenciaron de nuevo que son los grandes dominadores del atletismo alavés en la actualidad, más aún teniendo en cuenta la ausencia de atletas profesionales en la carrera vitoriana como medida de ahorro decidida por la organización. Pero, más allá de las victorias de estos dos sobresalientes atletas, algo más de tres millares de corredores se echaron a las calles, muchos de ellos disfrazados, para disfrutar durante media hora de un bonito recorrido que alegra las horas previas al habitual poteo y la cena de Nochevieja.
Con su triunfo del martes, Iván Fernández cerró un año sensacional de la misma manera que lo hizo en 2012, cuando ya se impuso en la San Silvestre local. Entonces el vitoriano tuvo una competencia que no halló en esta ocasión. Un regalo para la afición vitoriana, que este año no había tenido la opción de verle correr la Media Maratón. Un nuevo paso en el crecimiento de quien está llamado a escribir muchas páginas de gloria en este deporte en un futuro no muy lejano. Mientras, para Elena Loyo, la cita del 31 de diciembre fue la de su confirmación como dominadora del atletismo alavés tras haberse impuesto a principios de mes en la exigente Media Maratón.