Bilbao/Gasteiz

Que por qué se me da tan bien? No lo sé, siempre me he encontrado a gusto en el Cuatro y Medio", recita Aimar Olaizola. Y en el retrovisor se alarga la sombra de un pelotari único en la distancia, con las alforjas llenas de partidos, que se convertirá en la final en el manista con mayor número de encuentros dentro de la distancia con 54, actualmente se encuentra empatado con Abel Barriola, y el pelotari con mayor incidencia de victorias, solo once encuentros perdidos. Son las armas de Aimar Olaizola. El goizuetarra, con quince años de profesional ha superado a delanteros como Titín III al imponer en los últimos cursos un ritmo frenético en su escalada en busca de Julián Retegi y sus cuatro entorchados en la distancia.

La cabeza

Pura intuición

"Siempre se prepara bien para todos los partidos", cuenta Roberto García Ariño, cuyo trabajo de técnico le une a Aimar Olaizola en Asegarce. Dicen del de Goizueta que es un pelotari inteligente y que sabe cómo jugar con todas las barajas que se encuentran dentro de un frontón. Sabe moverse, concentrarse, mantenerse frío y emerger atormentado cuando la chapa del juez marca la diferencia entre el azul y el colorado de salida. Sabe contemporizar y se nota su presencia. "Aimar tiene la cabeza muy bien amueblada: es sacrificado y muy metódico en todo su trabajo. Además, es constante y muy serio", desvela el técnico de Atxondo, quien considera que "los campeonatos comenzaron en el 88, así que se puede decir que es el que más txapelas tiene, pero si se hubiera disputado en otra época quizás hubiera habido gente con más".

Rubén Beloki, uno de los manistas más destacados de las últimas dos década, confirma lo que explica García Ariño IV. "Dentro del Cuatro y Medio sin lugar a dudas creo que es el mejor, y cada vez me quedan menos dudas en el resto de especialidades. Está haciendo algo importante", desvela. Valora el Látigo de Burlata que "es un pelotari muy paciente. Como demostró en la semifinal contra Saralegi, que estaba espeso". En el enfrentamiento, contra las cuerdas por las dentelladas de un Ekaitz en vena, Olaizola II se vio superado hasta tener en contra el resultado en la recta final. "Con un partido como el que tuvo fue paciente para madurar el tanto", desgrana. Se reservó en los cuarteles de invierno la zurda impaciente con el 16-18 y estando realmente tocado, para resucitar de un modo increíble. "Tiene una cabeza privilegiada, es pelotari al cien por cien, capaz de analizar la jugada a raíz de la postura del contrario y contrarrestarla. Es pura intuición", desvela.

En el kilometraje vital de Olaizola II se acumula la experiencia de vivir en Goizueta. "Poco hacíamos más que ir al frontón", cuenta siempre Aimar. Su hermano, primero, y él dieron la campanada en un pueblo muy húmedo y con un encanto especial en verano, del que emergió José Mari Bakero como figura deportiva influyente. Goizueta es verde y cristalino; Goizueta es de futbolistas y pelotaris. De ahí que el pequeño Aimar viviera casi en el frontón. "Tiene una intuición...", relata Mikel Unanue, campeón del Cuatro y Medio en 1999. Debutó en el 87 el zurdo de Añorga y conserva la vista de las distintas generaciones de pelotaris que le tocó vivir, incluido el campeonísimo Retegi II, y es tajante al decir que "es el mejor que he visto yo en la distancia". "Es un pelotari de cabeza fría, capaz de regalar poco y no salirse del partido a pesar de que las cosas vayan fatal. Si no está bien, alarga el partido; si está bien, acaba rápido".

El ataque

Cambio y talento

"Técnicamente es un fuera de serie", cuenta Beloki, que revela que "es un privilegiado a la hora de acabar el tanto". Y lo es. Aimar es la perfección con la izquierda. Acostumbrado muchas veces a alumbrarse con el saque-remate, la forma de acomodarse la pelota con la zurda para cruzar y buscar la línea es una delicia. Fruto de muchas horas en el frontón. Virtuoso en estas lides, la evolución del delantero de Goizueta ha sido estelar. Acunado en sus orígenes en el juego tradicional, Aimar Olaizola comenzó destacando por su manera de madurar a sus contrincantes. El juego a bote, su mantra, era su manera de impulsarse, de mantenerse y de ganar. Lo hizo ya en 2002 con una escalada incontestable. Desde abajo, hasta arriba. Admite Unanue que termina muy "bien" los tantos. Pero ahora, es más agresivo. García Ariño aduce que "la izquierda de Aimar es su punto fuerte". "Estos partidos que se ha visto contra las cuerdas ha sacado conclusiones y su juego ha cambiado", remacha Roberto.

La defensa

Físico inmenso

"La conjunción de todas sus cualidades hacen de él el más completo", cuenta el zurdo de Añorga. Sin embargo, los tres valoran muy positivamente la capacidad que tiene Aimar de defender el tanto en una distancia tan explosiva. Revela Beloki que "aunque parece un pelotari que puede tener movimientos muy toscos, dentro de la cancha siempre está ahí, te obliga a ajustar mucho si quieres hacerle el tanto". Y desemboca en errores. "Aimar no regala y físicamente es el más fuerte de todos los que están arriba. Lo ha demostrado muchas veces, llegando a los últimos minutos de partido más fresco que el contrario. Obliga al rival a jugar muy bien. De hecho, cuando no está bien, tienes que ajustar mucho para ganarle", concreta Unanue, quien añade que "tiene unos desplazamientos muy buenos y sabe moverse tremendamente bien, pero lo que le hace el mejor es la unión de todo". Para crear, la leyenda actual del Cuatro y Medio. "Al fin y al cabo, es su distancia...", finiquita Beloki.