el mítico Andrés Montes acuñó la frase mítica, "raza blanca, tirador" para aquellos jugadores blancos de fina muñeca. Esos jugadores que por sus carencias físicas tuvieron que pulir sus muñecas para evitar la confrontación cuerpo a cuerpo, esos jugadores a los que les da alergia la zona. El Baskonia dispone de uno de raza blanca, no tirador, pero carne de NBA como otros muchos que han pasado por el club. No es otro que Tibor Pleiss, que tuvo una gran actuación contra el Murcia. Un poste muy grande con una velocidad de movimientos propia de alguien de 2,16. No hay más que verle cómo es capaz de salir al camino en los pick and roll para parar el balón y luego recuperar de forma rápida y coordinada. Un jugador que domina las dos manos cerca del aro. Un jugador bastante fiable desde la línea de tiros libres y del tiro frontal a cinco metros. Hoy por hoy, es el referente interior del Baskonia. Todavía tiene un largo camino para ser un jugador top pero se le ve con la cabeza bien amueblada. Vamos a disfrutar de él mientras esté con nosotros porque la lógica nos dice que las redes americanas están al acecho. Menos mal que no lo vendieron cuando vinieron a ficharle porque, si no, igual no estaríamos hablando de este momento dulce que vive el equipo. Además, si el Baskonia consigue entrar en el Top 16, eso económicamente repercutirá de forma positiva y ayudará a las arcas. Creo que la afición de Vitoria tiene que empezar a quitar al equipo la mochila del pasado. Ese pasado que dura tres años sin haber conseguido ningún título y sin haber dado la mejor imagen. Esos tres años donde la gente no estaba acostumbrada a que equipos de inferior rango en la escala baloncestística pudieran vencer en el Buesa Arena. O a jugadores apáticos andando por la cancha. El Laboral Kutxa está ofreciendo a sus seguidores momentos de gran baloncesto, como el vivido contra el Panathinaikos. Y ante el Murcia también se pudieron observar una serie de automatismos que están consiguiendo afianzar el rendimiento de los vitorianos. Hubo momentos que la activación ofensiva hizo que las defensas pasaran a un segundo plano pero cuando vieron las orejas al lobo, apretaron atrás y recondujeron la situación. El equipo de Scariolo tiene que jugar contra una serie de elementos. Por una parte, la reducción del presupuesto en más de un 40%, algo que debilita deportivamente a cualquier club. Por otra parte, debe pelear con el cambio de actitud de la afición, más fría, más recelosa y como consecuencia con menor presión para los adversarios. En tercer lugar, la ampliación del pabellón y el alejamiento de las gradas tampoco ayudan para que se les oiga, como antaño, cuando venir a Vitoria no era nada agradable para los equipos rivales. En cuarto lugar, luchar contra las lesiones, todas ellas traumáticas. El problema en este sentido no son las lesiones sino más bien quién se lesiona. Es evidente que cualquier lesión es un inconveniente, pero si además el que se lesiona es un jugador que se le ha fichado para ser titular, el problema se acrecienta. Y de ese perfil ha habido tres. Su incorporación paulatina a la dinámica del equipo no suele ser fácil. En quinto lugar la estructura de equipo. El Laboral Kutxa cuenta con dos bases, Heurtel y Hodge, que perfectamente podrían rendir mejor de escoltas. De hecho, el portorriqueño ha jugado más como dos que como uno. Es un jugador limitado para poder ver todo el juego en su conjunto. Lo que no se le puede negar es el trabajo y el sacrificio que hace para que esas limitaciones se minimicen. Y Heurtel es un jugador capaz de lo mejor y de lo peor pero tampoco se le puede negar las narices que tiene, por no decir otra cosa, para jugarse los balones calientes. Por otra parte, también hay algún jugador que tiene un rol superior a su rendimiento y a su capacidad. Para finalizar, el continuo cambio años tras año de más de la mitad de la plantilla tampoco ayuda a una estabilidad deportiva. Con todo ello, el Baskonia tiene un camino largo para convencer a su público, a los rivales y a sí mismo para volver a sentirse identificado. El equipo de Scariolo está dando pasitos para que llegue ese momento. El cuándo no lo sabemos. Pero, desde luego, se están poniendo las bases para construir un conjunto sólido.
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