En el majestuoso Siemens Arena de Vilna, uno de los recintos más modernos y también calientes de la Euroliga donde pueden darse cabida alrededor de 11.000 espectadores, el Baskonia no sufrirá esta vez la clásica animadversión cada vez que traspasa la frontera. No en vano, uno de sus integrantes conserva lazos estrechos con la capital báltica y puso en su día un granito de arena para forjar la leyenda del Lietuvos Rytas, un clásico del baloncesto lituano que se ha colado in extremis en la máxima competición continental tras ganar la fase previa celebrada en septiembre en su propio pabellón. Rimantas Kaukenas, un viejo rockero de la canasta que defendió únicamente un año la camiseta del hoy rival azulgrana, protagonizará un reencuentro emotivo con el equipo de su ciudad natal y al que hizo campeón de su país en la lejana temporada 2001-02.

Ayer, coincidiendo con la llegada de la expedición alavesa al Aeropuerto Internacional de Vilnius, ya vivió un anticipo de la enorme expectación mediática que ha despertado su vuelta a casa. Se espera que numerosos familiares y amigos se congreguen en las gradas para arroparle en el partido correspondiente a la tercera jornada de la primera fase continental. A alguno de ellos, posiblemente, no les habrá visto desde hace tiempo dado que tiene fijada su residencia en Estocolmo junto a su mujer y sus dos hijos. Desde su sonada boda con Tanja Kostic, una antigua jugadora de baloncesto de origen serbio pero nacionalizada sueca que militó con éxito durante varias temporadas en la WNBA estadounidense, básicamente visita Vilnius durante la época estival y siempre que su ajetreado calendario lo permite.

Kaukenas, sin equipo desde que acabase en junio su contrato con el Zalgiris, entrenaba por su cuenta en suelo nórdico hasta que recibió la urgente llamada del Baskonia para mitigar su sangrante falta de efectivos en el perímetro tras las lesiones de Kelati y San Emeterio. "Para mí, siempre es un placer jugar en mi país y un sitio como Vilnius porque conservo recuerdos muy bellos de mi etapa allí. Me apetece mucho regresar para ver a mi familia, amigos y poder jugar contra uno de los equipos donde he desarrollado mi carrera", puntualiza el flamante refuerzo azulgrana para el próximo mes, que firmó el pasado domingo un debut más que esperanzador en el Fernando Buesa Arena ante el Estudiantes con un solitario entrenamiento a sus espaldas.

atmósfera caliente Casi todos los ojos estarán depositados en él. En Lituania, el baloncesto es una religión y Kaukenas ha sido durante la última década un miembro fijo de la poderosa selección tomando parte en varios Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos. Pese a que la competencia en el perímetro ha sido feroz con piezas de relumbrón como Arvydas Macijauskas, Sarunas Jasikevicius o Ramunas Siskauskas, siempre se ha hecho un hueco gracias a su constancia y sobrio trabajo en la sombra. Nunca se ha distinguido por ser una estrella, pero se ha ganado la confianza de los técnicos al tratarse de un baloncestista de equipo dotado de una excelente muñeca y una notable capacidad de brega para ejercer como secante de turno de la estrella más rutilante del bando rival.

Nadie mejor que él, por tanto, para explicar la asfixiante temperatura ambiental que soportará el Laboral Kutxa en un choque crucial para su devenir continental. "Es un público pasional que grita mucho. El Lietuvos es una escuadra muy competitiva, como ya se ha visto ante el Panathinaikos. Suele jugar duro y muy bien como local. Sus aficionados les ayudan a actuar con tanta energía", confiesa Kaukenas, convertido a sus 36 años en un trotamundos de la canasta tras vivir diferentes experiencias en Estados Unidos, Israel, Lituania, Bélgica, Alemania, Italia y España.

El lituano es una de las grandes esperanzas del Baskonia para sumar un triunfo de prestigio que allane la clasificación hacia el Top 16. Pese a su falta de tono físico, su ingreso a las órdenes de Scariolo debe dotar de mayor mordiente a un equipo que malvive por la falta de acierto de Causeur y Jelinek en estos albores de curso. "Después de tanto tiempo sin jugar, los inicios siempre son difíciles. Estoy contento por el simple hecho de ayudar al equipo. Estos meses sin jugar han sido positivos para mí, ya que he tenido tiempo para reposar no sólo física sino también psicológicamente. Nunca había tenido un descanso tan prolongado, he aprovechado este tiempo para estar con mi familia y eso me ha dado energía para volver ahora con más hambre. No he venido para ser exclusivamente un tirador exterior, quiero hacer otras cosas, sobre todo, en defensa", reconoce Kaukenas, sin duda el centro de todas las miradas en el trascendental encuentro de esta tarde-noche.