con el inicio de la liga a la vuelta de la esquina, estoy de nuevo frente al ordenador para analizar una nueva temporada que se presenta con muchas caras nuevas y con un nuevo proyecto que esperemos Sergio desde la dirección sepa llevar a buen puerto. El italiano tiene muchas horas de vuelo en los banquillos y estoy seguro de que sabrá sacar lo mejor de cada jugador. Viendo la plantilla, lo primero que me viene a la cabeza es pedir tranquilidad y tiempo a la afición. Pienso que tenemos equipo para ser competitivos, pero de ahí a ganar títulos va un trecho. Al equipo en la línea de salida hay que ponerlo en su justo lugar. Ya ha pasado la época de bonanza y donde mirábamos de tú a tú a equipos del calado del Barça o el Madrid. Ahora ellos tienen la sartén por el mango y el Baskonia deberá remar contra la corriente para intentar hacer el mejor basket que pueda con los recursos humanos de que dispone. Yo no puedo vaticinar dónde acabará el Baskonia en las cuatro competiciones que va a disputar. Lo que sí tengo claro es que de la mano de Sergio va a ser un equipo trabajador y que a medida que pase la temporada irá creciendo como grupo. Todos los equipos de Scariolo mejoran con el tiempo y más éste, con jugadores nuevos que necesitan acoplarse y conocer todo lo que su nuevo entrenador les va a pedir. Estoy convencido que a nivel de sensaciones sobre el parqué nos va a dar más alegrías que el año pasado. A nivel de resultados es una incógnita, como gran parte de los equipos. Esperemos que la suerte les acompañe, y también los resultados. En cuanto a los fichajes, el puertorriqueño Hodge muy mal lo tiene que hacer para no mejorar el rendimiento de Cook. Es verdad que le falta experiencia en la ACB, pero si no os acordáis yo os lo recuerdo, un tal Elmer Bennett también se presentó en la ACB sin que nadie lo conociera (por cierto, con Sergio Scariolo en el banquillo) y resulta que fue uno de los bases más determinantes de la competición. Eso sí, deberá adaptarse a lo que le pida el entrenador, y le va a exigir que haga jugar al grupo, que tire de altruismo y que saque su vena de killer sólo cuando el equipo esté atascado. Sobre él va a recaer el gran trabajo organizativo. Con San Emeterio el coach tiene un gran trabajo para recuperarlo desde el punto de vista psicológico. No ha tenido la participación que el habría deseado en el Eurobasket y además viene de una temporada donde un cúmulo de situaciones ha hecho que la imagen que teníamos de él (garra, intensidad, acierto...) se viera difuminada y acabara siendo un jugador normalito. Nocioni ya conoce de su primera época cómo se las gasta Scariolo y él también deberá ponerse las pilas, sobre todo en los entrenamientos, donde el italiano es muy meticuloso y exigente. No sólo con rendir en los partidos es suficiente para Sergio, por lo que tendrá que habituarse a un nuevo modo de trabajo y de ver el basket. Mainoldi ha empezado su andadura baskonista con muy mal pie y nunca mejor dicho. Eso le puede lastrar en su adaptación. A nivel de rendimiento, con su incorporación no creo que echemos en falta a Milko. Hamilton junto con Pleiss serán los encargados de soportar al rival en la pintura. En principio parece que parten con desventaja pero luego la competición nos dará la respuesta. Hamilton es de esos jugadores que juega en el segundo piso, como diría nuestro gran amigo Manel Comas: intimidación, rebotes, bloqueos, tapones... Pero también tendrá que aportar puntos. Para Pleiss va a ser su segunda temporada en Vitoria y deberá demostrar que la dirección deportiva no se ha equivocado con él. Lo mismo podemos decir de Causeur, al que este año se le pedirá más y tendrá que conseguir esa regularidad que el año pasado echamos en falta. Es verdad que el equipo no le ayudó en demasía. Con Scariolo puede lograr un puesto en el quinteto titular pero para ello deberá de ser disciplinado en tareas defensivas, algo sobre lo que hace mucho hincapié el técnico. Luego los Van Oostrum, Diop, Hanga y compañía tendrán un papel importante en los entrenamientos para que el nivel competitivo del grupo sea el óptimo y además podrán disponer de minutos, y no los de la basura, si su trabajo es acorde con las exigencias y necesidades del entrenador. Para finalizar me gustaría hacer un llamamiento a la afición baskonista. El año pasado las veces que fui al Buesa sentí lo que nunca había asentido: un público decepcionado, sin ganas de aplaudir, incluso sin ganas de moverse de la grada después de haber finalizado el encuentro. Este año el equipo debe recuperar al público de esa apatía que vino provocada por la frustración, el desengaño y la falta de garra de un Baskonia que no trasmitía nada. Este público sólo pide una cosa: que los jugadores se dejen el alma cada minuto que estén sobre la cancha.