Madrid. Iker Casillas está preso de una maldición. El portero y capitán del Real Madrid parece condenado a no defender nunca más la portería del equipo en el que se convirtió en uno de los mejores cancerberos del mundo. El guardameta del equipo blanco sufre una contusión costal izquierda como consecuencia del golpe que le propinó su compañero Sergio Ramos en el transcurso del encuentro del pasado martes frente al Galatasaray.
El club no habla aún de periodo de baja. El parte médico indica que la lesión sigue "pendiente de tratamiento y evolución clínica", pero lo cierto es que la mala suerte que persigue a Casillas parece sobrenatural. Aunque en esta ocasión no fue Arbeloa sino Ramos, por segunda vez en lo que va de año el portero ha resultado herido como consecuencia de la acción de un compañero, de uno de sus defensas.
El guardameta madrileño recuperó la titularidad pero el choque con Sergio Ramos apenas comenzado el partido en un salto le hizo abandonar el terreno de juego tras apenas 15 minutos disputados. El mostoleño aguantó en un primer momento, pero dado el dolor tuvo que pedir la asistencia médica al banquillo. Tras ponerle un fuerte vendaje en la zona costal, Casillas intentó seguir, pero tuvo que desistir dejando su lugar a Diego López. Las pruebas descartan lesión grave en todo caso.