TARAZONA. Dice Samuel Sánchez a todos los que le preguntan estos días, que es cierto que tiene amistad con Fernando Alonso, que le conoció hace unos catorce años y que, por circunstancias de la vida, han mantenido el contacto. Que, claro, su origen es similar; ambos son de Oviedo, provienen de una familia humilde y que solo con su apoyo, la seriedad y el trabajo han llegado hasta donde han llegado, cada uno en su deporte, su sueño, que es muy lejos. Que comparten aficiones y todo eso, que Alonso es un piloto al que le apasiona la bicicleta y que él es un ciclista enamorado de los coches, las motos y la velocidad. "Igual podríamos intercambiarnos las vidas", bromea. Todo eso reconoce con matices Samuel, pero cuando le preguntan por su responsabilidad, la parte que le toca en la compra de Euskaltel por parte de Alonso, dice que no tiene ninguna, o que, si la hubiera por la cercanía con el piloto, la desconoce. "Yo me enteré de lo que había pasado cuando iba en carrera".
Cómo cambia la vida en un solo momento
Para todo el equipo esta está siendo una Vuelta de emociones. Vamos de lo negativo a lo positivo. Hemos pasado todos de la mayor tristeza a un subidón de alegría. Pero hay que estar tranquilos y ser prudentes. Esto que se ha anunciado no es más que el principio y no sabemos cómo va a quedar todo. Será a partir de ahora cuando vayan desgranando poco a poco en qué va a consistir el nuevo proyecto.
¿Estaba al tanto de lo que ocurría?
No, no sabía nada. Yo me enteré durante la carrera, el día que se anunció, de que se compraba. Nadie se esperaba ya que pudiera ocurrir algo así. Y menos que lo comprara quien lo ha comprado. Ha sido una sorpresa.
¿Usted no se lo olía? Tiene amistad con Alonso y él ya había dicho anteriormente que le gustaría montar un equipo ciclista.
Tengo cierto grado de amistad con él. Nos conocemos desde hace mucho, trece o catorce años, por circunstancias de la vida y hemos mantenido el contacto. Pero no sabía nada, de verdad. Lo que sí te digo es que a él le gusta mucho esto.
¿Tanto como para comprarse un equipo?
Es lo que ha hecho.
De momento es la única certeza porque todo lo demás está en el aire. ¿A usted cómo le gustaría que fuese el nuevo equipo?
No lo sé. Nadie sabe cómo va a ser esto. Los encargados de definirlo y comunicarlo serán Fernando y su gente. A nosotros se nos ha presentado una oportunidad preciosa para seguir corriendo en bicicleta en las mismas condiciones que teníamos y eso a ciclistas como a mí nos da un poco más de tranquilidad. La incertidumbre que al menos yo he estado viviendo desde el anuncio del adiós de la camiseta naranja hasta estos días no es buena compañera de viaje. Ahora hay un nuevo proyecto que está por definir, pero a mí me gustaría que fuese como el propio Fernando ha dicho que tiene que ser, lleno de ilusión, seriedad y, sobre todo, que sea a largo plazo, que es lo que hace falta en este deporte. Se necesitan proyectos como este de Euskaltel que ha habido, que perduren en el tiempo para dar salida a ciclistas jóvenes y dar cabida a talentos reales. Si Fernando está aquí es para eso, para hacer un equipo fuerte que perdure en el tiempo.
El proyecto, con Alonso a la cabeza, parece serio.
Si él está donde está es por seriedad y trabajo. Los dos hemos salido de familias humildes y hemos perseguido un sueño, una ilusión, y cada uno en su deporte ha llegado a alcanzarlo.
¿Necesitaba algo así este deporte?
Igual sí. Creo que la irrupción de Fernando ha sido un boom mediático muy grande y la palabra ciclismo ha recorrido el mundo entero en estos días. Es un buen revulsivo para el ciclismo. De cara al futuro puede ser un aliciente, un reclamo para otras empresas y deportistas con ganas de ver reflejado su sueño en el ciclismo, como ha hecho Fernando, y apuesten por esto.
¿La apuesta de Alonso, la compra del equipo, supone una liberación?
Es un pensamiento menos que te ocupa lugar en la cabeza. Lo que queda ahora, cómo va a ser el proyecto y todo eso, no es cosa nuestra, pero va a ser bonito empezar de cero. Quizás lo que cambie sea la filosofía del equipo, pero muchos de los corredores que estamos ahora vamos a seguir e imagino que la base será la misma.
¿En algún momento pensó que existía la posibilidad de que ésta fuese su última temporada?
No te lo voy a negar, sí.
¿Y cómo se convive con eso?
Se te pasa por la cabeza, claro, pero lo llevas. Hay que ser fuerte, intentar pensar en el momento y disfrutar de lo que estás haciendo. No hay que darle muchas vueltas a las cosas. Lo piensas más en casa, con la familia, que es con quien más se habla de estos temas.
¿Le ha podido afectar en su rendimiento en esta Vuelta?
No lo sé. Lo que está claro es que no te ayuda tener problemas extradeportivos. Para bien o para mal, todo influye. Las emociones en un cuerpo humano tienen su reflejo. Pero he intentado abstraerme todo lo que he sido capaz para prepararme al cien por cien para esta Vuelta. Lo que pasa que en un momento de carrera la cabeza le pide al cuerpo dónde quiere estar y este, sin aparente explicación, no responde.
¿Es lo que le pasó la primera semana?
Y no hay una explicación concreta.
Borrada la inquietud sobre su futuro y el del equipo, ¿qué Samuel se puede esperar en lo que queda de carrera, que es mucho?
No lo sé, pero espero que un buen Samuel de aquí al final. Me gustaría estar un poco mejor que hasta ahora. O, al menos, con la agresividad que pude mostrar el día de Valdepeñas de Jaén.
¿En qué piensa?
En ser capaz de luchar por una victoria de etapa para despedir como se merece la camiseta de Euskaltel.