Una pena lo de Igor Antón en la etapa de ayer. Se atrevió a atacar de lejos, consiguió una buena ventaja y tuvo su oportunidad, aunque al final, Leopold Konig, un corredor que ya vemos que está en un grandísimo momento de forma, se llevó la etapa. Creo que ganó el más fuerte. Ya vimos que el checo del NetApp estaba fuerte en la primera llegada en alto, cuando ganó Nicolas Roche, y ayer terminó por confirmarlo.

Aún así, en Peñas Blancas, Igor Antón demostró que no está en un mal momento. Igor está bien y estoy convencido de que levantará los brazos en esta Vuelta y se impondrá en alguna etapa. Veremos si puede hacerlo hoy o mañana, que parece terreno propicio para él. A Samu no le he visto mal. Eso sí, pienso que tendrá que cambiar el chip. El podio está muy lejos, con el tiempo que se ha dejado en los días anteriores y por todos los grandes corredores que van por delante. Creo que debe ir a lograr una victoria de etapa, yo creo que puede lograrlo. Él y Antón tienen que ser las bazas del equipo para las etapas de alta montaña. La otra cara de la moneda fue Mikel Nieve, un corredor del que esperábamos muchas cosas positivas, que, desgraciadamente, perdió todas sus opciones de luchar por la clasificación general de esta Vuelta. El resto del equipo tendrá que hacer otra labor, intentar colarse en las escapadas y buscar el triunfo a través de alguna fuga.

Los principales favoritos para ganar la Vuelta, Valverde y Purito, me pareció que disputaron el juego del gato y el ratón, vigilándose el uno al otro. Llegaron muy fuertes a la línea de meta, y da la sensación de que están en otra carrera. Otro de los hombres fuertes de la carrera, Vincenzo Nibali, probablemente se confió en exceso al no esperarse un final así y por eso le vimos llegar tan justo. Lo positivo para Nibali es que ha perdido muy poco y sigue metido de lleno en la lucha por el triunfo final en la Vuelta.