lo primero de todo, quiero felicitar al Omega Pharma y a Mark Cavendish, que se convirtió en el tercer corredor de la historia con más victorias en el Tour. Además, en la etapa llevaron el peso del pelotón y lo estiraron, con ayuda del Belkin de Ten Dam y Mollema, hasta provocar el primer corte.

En ese momento la mala suerte se cebó con Valverde. Se le rompió la rueda trasera y se quedó cortado. Tampoco le ayudó demasiado la inexperiencia de su equipo, que bien pudo hacer otras muchas cosas para evitar que su líder perdiera una minutada en meta.

Esa fue la cruz; la cara, en una lectura mucho más positiva de la carrera, fue para el Saxo-Tinkoff de Contador. Hay que aplaudir la valentía de este equipo, que no dudó en endurecer la carrera a unos 30 kilómetros de meta. Ese movimiento pilló desprevenido a Froome, un corredor superlativo, con muchísimas cualidades pero que me recuerda a Igor Antón en la forma que tiene de ir en el pelotón. Es un campeón y un fuera de serie, pero no sabe correr bien. Tenía que haber ido a rueda de Contador y no hubiera perdido ese minuto. Además, vimos que el Sky no está bien.

Euskaltel tampoco estuvo bien. Aunque consiguió meter a un corredor en la fuga, no mantuvo a nadie en el grupo de cabeza. Ya no queda otra más que luchar por una etapa con Antón y Nieve y apenas les quedan cinco jornadas para ello.

Hoy el pelotón afrontará una etapa peligrosa y rompepiernas con puertos de tercera y cuarta. Puede ser un día propicio para que llegue alguna escapada.