saint-malo. Un comunicado oficial de la empresa Euskaltel vino a confirmar ayer lo que ya había adelantado este periódico, que la situación de su equipo ciclista es complicada, más bien crítica, y que el futuro depende de la llegada de un nuevo patrocinador que o bien llene el hueco económico que cubrían antes las instituciones o asuma por completo el mando del equipo aunque eso suponga que la dirección que tome el proyecto dependa del viento, de hacia dónde sople. Esos serían los escenarios más optimistas. El otro, de no surgir un inversor, es la disolución de la estructura, un drama que inquieta al equipo. Euskaltel no se plantea vías intermedias como la de ajustar el presupuesto y bajar de categoría pues la estructura, dicen, está diseñada para el World Tour.
La posible desaparición de Euskaltel viene a confirmar la grave crisis en la que se encuentra el viejo ciclismo, los clásicos como Italia, el Estado español y Francia, pero sobre todo los dos primeros. En Italia solo hay dos equipos World Tour: el Lampre-Merida, cuyo mayor inversor es la marca taiwanesa de bicicletas, y el antiguo Liquigas que ahora pertenece a la firma americana Cannondale. Y mientras, España es un solar donde solo están el Movistar de Valverde e Intxausti, Euskaltel y, un peldaño más abajo, el Caja Rural. Si no hubiese futuro para Euskaltel, ¿a dónde irían los ciclistas, auxiliares, mecánicos y directores del conjunto vasco? Más de 50 familias.
Entre ellos está Samuel, que tiene contrato más allá de este curso. "Ya hemos pasado por esta situación antes", dice pidiendo calma, "y a los ciclistas solo nos queda seguir entrenando y esperar que, en un sentido u otro, todo se solucione lo antes posible. Yo tengo firmados dos años y hay otros compañeros que tienen uno. Pero es hablar por hablar. Solo podemos dar pedales y esperar". Samuel es de los que piensa como pensaba Madariaga que Euskaltel no puede desaparecer de la noche a la mañana y que, por ello, cualquier desenlace, sobre todo el más dramático, debería notificarse cuanto antes. La empresa no se ha dado un plazo fijo, tiene abiertas vías de negociación pero sí cree que alguna de ellas debería fructificar o encarrilarse antes de septiembre. De lo contrario?
"Yo no sé qué hacer. No soy jurista, no sé por dónde tirar. Quienes terminan contrato me imagino que se estarán moviendo ya, con un contrato firmado todo cambia". Atados como el ovetense están Antón, Nieve, Ion Izagirre o Egoi, que también esperan una solución para saber qué dirección tomar. Y como ellos Galdeano, que ve la cosa muy negra, dice que ahora mismo se le hace complicado ver a Euskaltel en el próximo Tour y teme que algunos de los corredores clave del proyecto busquen asegurarse un futuro que, de momento, no les promete Euskaltel.
Tampoco hay tierra prometida para la Fundación Euskadi de Madariaga, que hace unos días aseguró que, dada la delicada situación, solo piensa en salvar la temporada para cerrar su proyecto con dignidad tras dos décadas de existencia.