madrid. Rafa Nadal se clasificó este viernes para las semifinales del Mutua Madrid Open, cuarto Masters 1.000 de la temporada, tras imponerse (4-6, 7-6 y 6-0) en el duelo español de los cuartos de final a un gran David Ferrer, pero que se volvió a topar con su maldición en tierra batida ante el balear, un tanto desconocido y lejos de su mejor nivel en muchos tramos del partido. Ferru afrontaba el reto de dar la tercera gran sorpresa del torneo, tras las eliminaciones de Novak Djokovic y Roger Federer, y cerca estuvo de hacerlo después de un gran encuentro donde tuvo muchas opciones antes de venirse abajo en un tercer set donde el exnúmero uno del mundo demostró el por qué de su condición y su estatus.
De este modo, el alicantino, a dos puntos y una bola sencilla de apear al balear, continuó con su maldición ante el de Manacor en la tierra batida, donde ha perdido en 15 de sus 16 enfrentamientos.
Nadal comenzó frío y eso dio ventaja a un Ferrer que no es muy amigo de dar concesiones gratuitas. El de Jávea decidió jugar agresivo y sobre el revés a dos manos del balear, más errático que de costumbre y que no era capaz de encontrar ni golpes ganadores ni hacer daño con su poderoso drive.
Controlado el de Manacor, el cuatro del mundo se agarró bien a la pista y tiró de un sensacional revés a dos manos y de su capacidad para aguantar los peloteos para complicar la vida a su rival, un caudal de errores no forzados en el primer set. Y es que los grandes golpes de Nadal apenas aparecían, salvo que la situación lo requiriese, como en el 0-40 del cuarto juego, que le ayudaron a salvar esa situación. Sin embargo, a renglón seguido llegó un nuevo warning por retrasar el saque que le acabó por descentrar y le hizo perder definitivamente el saque.
Los winners no volvieron hasta el séptimo juego, donde con dos golpes geniales, le devolvió la rotura a un Ferrer que se había puesto con un amenazante 4-1. El manacorí consiguió igualar la contienda, pero su irregularidad le volvió a condenar. El resultado fue un nuevo break, en el décimo juego, clave además para hacerse con el set, una buena noticia para un tenista poco acostumbrado a ir por delante de Nadal en arcilla roja.
La esperada mejoría de Nadal llegó en los primeros compases del segundo parcial. Por fin encontró su drive y con ello el poder dominar a un Ferrer muy firme desde el fondo de la pista. El siete veces ganador de Roland Garros sacó partido de esta situación y por primera vez mandó en el marcador.
Pero el doble campeón en Madrid no pudo darle continuidad. El de Jávea siguió forzando al máximo al balear que no sólo no fue capaz de mantener su ventaja sino que además encajó dos roturas para verse otra vez en una situación de riesgo (4-2), aunque el partido estaba dispuesto a no dar el control a nadie.
Así, en cuanto Nadal volvió a encontrar sus mejores golpes respondió con dos breaks y sirvió para forzar el tercer set, una situación en la que raramente suele fallar, pero Ferru, provocó que lo hiciese. En cambio, con 6-5 a su favor y 15-30 le perdonó en una bola sencilla a media pista y se vio condenado a un tie break que le fue esquivo (7/3).
La posibilidad de haber podido sentenciar podía pesar al alicantino para el tercer parcial, con el añadido de si el exnúmero uno del mundo acabaría con su irregularidad. La respuesta a esta duda fue rápida: el de Manacor salvó una bola de rotura y no desaprovechó la que tuvo para marcharse 3-0. Con Ferrer controlado y su tenis por fin lejos de los errores, el siete veces ganador de Roland Garros castigó con dureza el buen partido de su compatriota endosándole un 6-0 final.