arrigorriaga. Contentos con el material -"las mías igual tienen un poco más de peso", dice Xala-, Yves y Urrutikoetxea no dejaban ayer hueco a la duda: tendrán que emplearse a tope para ganar. Cuenta quizás el lekuindarra con la vitola de favorito, pero el vizcaino afirma estar "a gusto y con buenas sensaciones". No obstante, el zaratamoztarra no se esconde: "Vestido de blanco las cosas cambian". Pero Xala, campeón en 2011, es peligrosísimo.
Esta semana se ejercitó con Iñaki Larrinaga en la cancha, ¿qué sensaciones está teniendo en los últimos entrenamientos?
Bastante buenas. He entrenado a gusto, físicamente estoy bien, las manos me aguantan y mi cuerpo se siente bien.
En la elección se ha podido ver cómo le suelta Mikel Urrutikoetxea a la pelota...
Está como siempre. Ya sabemos que Urruti es un gran manomanista, igual es la especialidad que mejor se le da. Juega mucho en todas las modalidades, pero en el mano a mano es donde está mejor.
¿Opina que la experiencia tiene mucho que decir en estos partidos?
No tiene por qué. Ahora los partidos son más tácticos que técnicos o físicos. Antes, se peloteaba de atrás, más a bote, y había que estar más tiempo en la cancha. En la actualidad, haces el saque y tratas de terminar cuanto antes. El juego ha cambiado y apenas tienes tiempo para pensar nada.
En 2011, campeón con un partido memorable, el curso pasado sin embargo, problemas en la espalda no le dejaron participar, ¿tiene muchas ilusiones este año?
Sí, las mismas que en todos los campeonatos. Siempre nos preparamos a tope, pero con todos los pelotaris que estamos ahí es muy complicado llegar hasta arriba. Los dos saldremos a luchar a tope y a hacer nuestro juego. A ver qué pasa.
Mejor no precipitarse, ¿no?.
Sí, porque Mikel está aquí como en casa aquí y toda la gente que venga estará por él y le será de ayuda. Además son partidos muy difíciles de jugar y hay que tener suerte.
¿Este tipo de partidos, con el público muy a favor del rival, le gustan?
Depende. Sobre todo por cómo se siente uno. Sabemos que con la edad te concentras más en lo que tienes que hacer que en lo que está alrededor. Pero es complicado. Cada partido es diferente y nunca puedes saber cómo van a salir las cosas.