bilbao. Nunca llega en buen momento la lesión para un pelotari profesional, pero mucho menos en medio de una final en la que había depositado un montón de ilusiones y con buena parte del frontón incondicionalmente puesto de su lado. Pero son los inconvenientes que tiene este deporte y así parecen entenderlo sus protagonistas, como hizo ayer Pablo Berasaluze, que pese a todo lo que tenía que estar sufriendo por dentro todavía tuvo tiempo, y sobre todo ganas, de esbozar una leve sonrisa para todos los aficionados que desde la grada no paraban de darle ánimos. Él aguantó como buenamente pudo las muchas emociones que comenzaron a pasar por su cabeza desde que ese mal apoyo de su pierna izquierda le obligó a despedirse entre lágrimas de la final y de la txapela.
Llegó a la sala de prensa con gesto serio y como pudo trató de responder las preguntas de los periodistas que esperaban sus primeras valoraciones. Y pese al intenso dolor que debía sentir en su tendón de Aquiles y en su corazón, lo primero que hizo fue acordarse de esos aficionados que acudieron al frontón con el deseo de verle ganar su primera txapela del parejas y que muy a su pesar le tuvieron que contemplar cómo se marchaba camino del vestuario roto por una grave lesión que le puede mantener alejado de los frontones durante al menos siete meses. "Estoy triste. La afición se merecía mucho más pero por una lesión (se emociona) no he podido terminar", fueron sus primeras palabras mientras cogía el impulso suficiente para poder seguir sin que las lágrimas brotaran como un torrente hacia sus mejillas. No lo tuvo fácil, pero Pablo Berasaluze aguantó el tipo cuando tuvo que explicar cómo se produjo la lesión. "Cuando hice un movimiento sentí un chasquido muy fuerte, como si se me hubiera roto algo. Le dije al médico que algo tenía porque no era normal el dolor que sentía. Cuando me han llevado a dentro y me miraron estaba claro que algo había". Todavía con recuerdo de ese maldito instante, el delantero vizcaíno reconoció que al principio no tuvo conciencia de que se tratara de una lesión tan seria. "Pensé al principio que me habían pegado un pelotazo por detrás, ha sido una sensación muy rara, pero luego supe que me había roto".
Cuando se puso a hablar sobre su futuro y el largo periodo de recuperación que le aguarda las palabras volvieron salirle con dificultad. Las emociones seguían sin dejarle tranquilo, pero quiso dejar a todos un mensaje para la esperanza. "A ver si nos ponemos bien, pero no sé. No tengo palabras ahora". Ahí terminó su declaración, después de lo cual el pelotari se llevó una merecida y emotiva ovación de los presentes.
albisu y la recuperación A continuación tomó la palabra su compañero en la zaga, el guipuzcoano Jon Ander Albisu, con el que el año pasado consiguió llegar a las semifinales. Ahora estaban en la final, pero el infortunio les impidió poder disfrutarla y disputarla. "Lo peor es que se ha lesionado, pero ahora tiene que pensar en recuperarse y volver a las canchas cuanto antes". El zaguero también quiso tener un recuerdo para los aficionados. "Me ha dado la pena por la afición, porque ha venido mucha gente a ver la final". Aunque no hubo mucho partido, Albisu comentó que los dos estaban "muy metidos en el partido, calentando bien, pero es una pena que una final acabe así".