alain laiseka

beasain. Cuentan que en el Tour Wiggins sabía el tiempo que iba a marcar en cada contrarreloj y la diferencia con la que ganaría antes de ponerse las zapatillas. Se lo decían los vatios. Los suyos y los de los demás. Solo tenía que pedalear sobre los datos que le había fijado su fisiólogo, el famoso Tim Kerrison, y clavar la mirada en el SRM. Hace unas semanas, en la Montagne de Lure, la hermana pequeña del Ventoux, en Francia, Richie Porte asistió impasible al derroche de fortaleza del líder Talansky, sus cambios de ritmo, su osadía, hasta que el aparato le dijo que era su distancia. Desató los vatios, gobernó la etapa y se colocó de amarillo. Remató en la cronoescalada al Col d'Eze para ganar la París-Niza. Froome hizo lo mismo en Prati di Tivo, la subida de la Tirreno-Adriático que acabó perdiendo en aquella locura de etapa de los muros del 30% y la lluvia por el arrojo de Nibali. Es la única ocasión esta temporada en la que al Sky le han descuadrado las cuentas. Hasta ayer en Beasain, donde Nairo Quintana, un colombiano pequeñito hijo de un vendedor de verduras al que ha jubilado con su sueldo ciclista, derribó la dictadura inglesa al derrotar al favorito Porte y al líder Henao en la crono decisiva para ganar así la Vuelta al País Vasco, la primera de Eusebio Unzue desde 2004.

"Se ha confirmado el nacimiento de una estrella", proclama en meta Unzue, que acto seguido advierte que sus palabras pueden estar condicionadas por la euforia, que quizás sea prematuro anunciar ese alumbramiento, que no le hagan mucho caso, pero que los hechos le permiten, al menos, el beneficio de la duda.

Los destellos Los va enumerando poco a poco bajo la lluvia fría de Beasain. Recuerda la primera temporada de Quintana en el Movistar, la del año pasado, después de que en 2010 ganara el Tour del Porvenir, su primer gran triunfo en Europa. "Son cositas que ha ido haciendo como la etapa de Morzine del año pasado en la Dauphiné; o la de la Ruta del Sur que nos dejó impresionados a todos; o el Giro de Lombardía, otro destello sorprendente", va enumerando Unzue, sorprendido ante la manera en la que progresa Quintana, la atención que presta cuando se le explican las cosas y la viveza de sus ojos. "Es astuto", señala, "cada anécdota que le cuentas la memoriza y se la aprende". En Arrate, por ejemplo, le bastó un reconocimiento en la pasada Vuelta a España para saber que allí se gana soltando el freno de la maneta en las últimas curvas.

Así ganó el jueves en el santuario. Cuesta abajo, arriesgando y en un día de lluvia y frío terrible. En eso, se diferencia de los legendarios colombianos, magníficos escaladores que se encogían cuesta abajo y con el agua. "Nairo, en cambio, técnicamente es bueno bajando, no le afecta la lluvia, en el llano va bien y para arriba vuela. De todas maneras, es pronto para compararle a aquellos colombianos de los 80, a Herrera o Parra, porque él todavía no tiene historia". Aún está empezando a escribirla.

También contra el crono Con relatos como el de la París-Niza. "Pudo ganarla si no se llega a caer". O la etapa Pirenaica de la pasada Volta que se llevo ante Purito, Valverde y Wiggins. "La Vuelta al País Vasco", dice Unzue, "era en el sentido de la progresión un test importante para descubrir su capacidad en la crono estando en juego una general".

El resultado fue abrumador. Sobre el circuito duro, revirado y mojado de Beasain solo le ganó Tony Martin, que le metió 17 segundos. El resto quedó por detrás: Intxausti a 15''; Porte a 23; Spilak a 31; Peraud a 34; Henao a 40; Bentacur a 48; Contador a 50. Samuel perdió más de tres minutos y su lugar entre los diez mejores de la general, pero su puesta a punto para el Giro de Italia, su objetivo esta temporada, va bien encaminada. "El trabajo está bien hecho", dijo ayer después de rozar la victoria de etapa el viernes camino de Beasain con un ataque soberbio en Olaberria. A Intxausti, en cambio, la crono le devolvió la sonrisa después de una semana en la que ha estado un escalón por debajo de los mejores. "Me ha faltado chispa, el último empujón". Ayer se sacudió esa sensación, fue tercero en la etapa y octavo en la general.

Intxausti corre hoy la Klasika Primavera -también estará Contador, que ayer fue décimo en la crono para acabar quinto en la general, fuera del podio en su regreso a la Vuelta al País Vasco tras tres años de ausencia- y no volverá a colocarse un dorsal hasta el Giro de Italia que arranca el 6 de mayo en Nápoles.

Para entonces, Nairo Quintana habrá conocido las clásicas de las Ardenas que disputa seguidamente y estará descansando pensando en el Tour en Colombia. Vive en un pueblo de la estepa de Boyacá da más de 2.800 metros de altitud, pero nació en Tunja, el hospital más cercano. Allí ganó Indurain en 2005 el Mundial de contrarreloj. Algo se le quedó. En la crono de Beasain hizo temblar al Sky de los vatios.

Tony Martin (Omega)35:05

Nairo Quintana (Movistar)a 17''

Beñat Intxausti (Movistar)a 32''

GENERAL FINAL

Nairo Quintana (Movistar)21h39:35

Richie Porte (Sky)a 23''

Sergio Henao (Sky)a 34''