Enfado, tristeza, decepción, y pocas ganas de repetir. El lehendakari Pradales ha acudido a la conferencia de presidentes autonómicos organizada por Pedro Sánchez en Barcelona con propuestas bajo el brazo, con la intención de poner sobre la mesa una iniciativa para ampliar la capacidad eléctrica en territorios industriales como el vasco, y se ha llevado el respaldo de cuatro comunidades de diferentes colores políticos (Nafarroa, Cantabria, Asturias y Catalunya), pero la bronca ha vuelto a imponerse en la cumbre multilateral. Y ha salpicado a un elemento clave para la identidad vasca: el euskera. La bronca ha llegado a tal punto que el lehendakari ha dejado en el aire su presencia en futuras convocatorias: “Visto lo visto, no sé si merece la pena volver”.
Se ha producido un hecho sin precedentes: mientras intervenía en euskera, ha abandonado la sala la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y otros seis presidentes autonómicos del PP se han negado a utilizar el pinganillo para escuchar la traducción de su propuesta. Otros cuatro, por el contrario, se mostraron “incómodos” con este boicot y sí utilizaron la traducción para atender al lehendakari. No se desveló su identidad, pero uno de los que escucharon a Pradales fue el gallego Alfonso Rueda; y Andalucía, Cantabria y Ceuta confirmaron que también lo hicieron. Pradales, muy molesto con el plante al euskera, a sus hablantes y a la representación institucional vasca, ha comparado a Ayuso con el franquismo y ha considerado muy grave esta regresión a un modelo “en blanco y negro”.
El PP ha llevado más lejos su ofensiva contra el reconocimiento de las lenguas cooficiales como el euskera, tras haber maniobrado a nivel europeo para impedir su utilización en la Eurocámara. El empeño de Isabel Díaz Ayuso de convertirse en el referente más duro del PP contra todo lo que huela a singularidad vasca o catalana la ha conducido a ser la más drástica y a protagonizar un plante, a abandonar la sala de la conferencia de presidentes autonómicos cuando el lehendakari Pradales comenzó a hablar en euskera, en una reacción poco propia de la labor de un representante institucional. Otros presidentes del PP, sin llegar a levantarse, renunciaron a ponerse el pinganillo para escuchar la traducción (Castilla y León, Murcia, Valencia, Aragón, Extremadura y Melilla).
La presidenta de la Comunidad de Madrid cumplió su amenaza y abandonó la sala en cuanto el lehendakari Pradales comenzó a utilizar el euskera en su intervención, y se ausentó también durante todo el discurso del president Salvador Illa, que iba a ser el segundo en tomar la palabra y ya había adelantado que iba a expresarse en catalán. Solo regresó cuando comenzó el tercer turno, el del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, de su propio partido, el PP. Dio lugar a una situación contradictoria, porque Rueda comenzó con un breve saludo en su lengua, el gallego, aunque es cierto que cambió de inmediato al castellano quizás para no tensar los equilibrios internos en su partido. Ayuso llevó al extremo su estrategia y protagonizó un plante a dos lenguas que hablan unas diez millones de personas en el Estado español y que cuentan con el reconocimiento del artículo 3 de la propia Constitución española que dice defender. El PNV alertó, además, de la “falta de respeto institucional” hacia el lehendakari.
Visión "hegemónica y retrógrada"
En la conferencia presidida por Pedro Sánchez se pudieron utilizar por primera vez las lenguas cooficiales, un reconocimiento que además llega con 21 años de retraso, tras la puesta en marcha de este foro en 2004. La secuencia del plante fue la siguiente. El lehendakari comenzó con un saludo en catalán por cortesía hacia el president Illa, por haber sido el anfitrión en Barcelona; después cambió al castellano para apelar al “sentido de responsabilidad que se nos presupone a todos los representantes públicos”, y para lanzar recados al PP y al PSOE: pidió que estas reuniones se trabajen con antelación, criticó el “bochornoso espectáculo” que se ha generado en torno a la conferencia, apostó por la negociación y el acuerdo, y aclaró que muchas de las cuestiones que se han planteado en la conferencia podrían estar gestionándose ya “en el marco de nuestras propias competencias”. Después, cuando avisó de que iba a exponer sus propuestas usando el euskera como “lengua propia y oficial de Euskadi y patrimonio de todos los europeos”, Ayuso comenzó a removerse en el asiento y se marchó.
Pradales denunció en la rueda de prensa posterior la “intolerable falta de respeto al euskera”. “Detrás del numerito de la señora Ayuso o la falta de respeto de los presidentes que no se han puesto el pinganillo, hay más que la instrumentalización de las lenguas oficiales o la cultura de que todo vale para atacar adversario”, dijo. Añadió que todo se debe a una visión “monocolor, intolerante”, a una “identidad hegemónica”, y un “pensamiento retrógrado que nos hace recordar los momentos más oscuros de la historia”. Se refería al franquismo. Leyó una orden de 1937 de las autoridades franquistas en Donostia, donde se prohibía el uso del euskera y “los dialectos” del español y se consideraba que el euskera es causa de “disgregación de la patria”.
“Parece que aún hay quienes, siendo representantes elegidos democráticamente, añoran los tiempos en blanco y negro sin respetar siquiera la Constitución que tanto reivindican”, dijo. Avisó de que el euskera sigue y seguirá vivo y él volverá a utilizarlo en los foros oficiales. Además, dejó caer que Ayuso “ha sido especialmente hábil en evitar cualquier encuentro” con él en el transcurso de la mañana, y se preguntó “qué tipo de libertad reivindica quien niega la libertad” de expresarse en euskera: “No quiero vivir en un país en que puedes tomar cañas con libertad, pero no puedes hablar en tu idioma con la misma libertad”, lanzó.
Pradales, que ya había salido decepcionado de su primera conferencia, en diciembre en Santander, llamó a “reflexionar” sobre esta cumbre y evidenció que se ha convertido en una réplica del Congreso. Por su parte, él ha apostado por la relación bilateral y va a poner todas las esperanzas en la Comisión Permanente de Cooperación con Sánchez, que se reunirá este mes o a principios de julio y donde, esta vez sí, espera acuerdos.
La 'popular' Garrido, que es euskaldun, evita criticar a Ayuso
El PNV, EH Bildu, PSE y Sumar coincidieron en denunciar el plante al euskera. Solo el PP se salió del consenso. Aunque únicamente Ayuso se levantó de su silla, el PP a nivel estatal justificó su actitud, y la vasca Laura Garrido, que se expresa con fluidez en euskera y lo suele utilizar, tuvo que hacer equilibrios: no quiso valorar la actitud de Ayuso con el argumento de que las reacciones de cada uno las tendrán que explicar ellos mismos, pero añadió que “lo más conveniente” hubiera sido que Pradales utilizara el castellano por cortesía hacia el resto. Cabe recordar que el uso del euskera no impide entender al orador, sino que Ayuso protagonizó el plante por una decisión política suya, por su negativa a ponerse el pinganillo de traducción.