Gijón. La selección española se estrelló contra un muro que plantó Finlandia en El Molinón, que derrumbó por minutos con un testarazo del centenario Sergio Ramos antes de caer en un ejercicio de relajación, que acabó con el gol de Pukki en la única llegada y que deja a la 'Roja' con la obligación de ganar en París.

Volvió a comprobar que da igual la filosofía del rival, que cuando se planta ante España renuncian al balón. El partido se convierte en un monólogo de la 'Roja'. Ejercicios de paciencia que aumentan el nerviosismo si no se encuentra el camino al gol. Del concepto atrevido que tenía Del Bosque de Finlandia a la hora de la verdad, el conjunto nórdico renunció a todo y se encerró literalmente en su terreno.

La posesión de España llegaba a un aplastante 87 por ciento pero las ocasiones claras no aparecían. Del Bosque meditaba dar entrada al 'plan B' en el segundo acto. Ya había metido a Pedro y tenía calentando a Navas y Negredo cuando apareció el centenario Ramos para celebrar sus cien partidos con un testarazo que derribó el muro en el 49.

A partir de ahí, España se sintió superior y dejó de correr. Cometió un grave error. Se enfadaba Del Bosque por la falta de intensidad y el castigo no tardó en llegar. En una acción aislada, a once del final, un despiste defensivo permitió un centro desde el costado izquierdo y a Pukki rematar a placer. El primer tiro a puerta de Finlandia fue gol. El Molinón se apagó. Para colmo de males se lesionó Jordi Alba con los tres cambios hechos. España se mete en un lío. Necesita ganar en Francia para evitar la repesca.