CAI ZARAGOZA Van Rossom (10), Roll (15), Rudez, Aguilar (12), Norel (14) -cinco inicial-, Jones (8), Stefansson (4), Llompart (3), Fontet y Toppert (3).

HERBALIFE GRAN CANARIA Bellas (2), Toolson (14), Newley (6), Nelson (14), Rey (9) -cinco inicial-, Guerra (2), Báez (4), Alvarado, Beirán y Slokar (2).

Parciales 17-18, 17-11, 16-12, 19-12.

Árbitros Martín Bertrán, Cortés y Martínez Fernández. Sin eliminados.

Pabellón Príncipe Felipe. 7.000 esp.

ZARAGOZA. El CAI Zaragoza volvió a demostrar su gran solvencia en casa al derrotar con claridad, por 69-53, al Herbalife Gran Canaria, un rival directo por los puestos que dan derecho a la lucha por el título. La excelente defensa del equipo de José Luis Abós ahogó las ideas ofensivas del equipo canario, que acabó con unos porcentajes de acierto muy bajos y con numerosas pérdidas.

El primer parcial fue tremendamente igualado, con dos apuestas totalmente diferentes entre ambos conjuntos. El CAI jugaba abierto para dejar en un mano a mano a su pívot holandés Henk Norel con su par y el equipo visitante apostaba abiertamente por los triples.

El desacierto de Norel (0 de 4) se compensó con el buen trabajo ofensivo de un Michael Roll muy acertado, mientras que en el otro bando un 67% de acierto en el tiro de tres marcaba un partido equilibrado en el marcador. Esta igualdad se deshizo en los primeros minutos del segundo cuarto, cuando el Herbalife Gran Canaria llegó a tener 6 puntos de renta (19-25).

Un providencial tiempo muerto del técnico local dio origen a un parcial demoledor del equipo maño (14-0) que dejó el marcador en un 33-25 que su rival rebajó a cinco puntos (34-29) al descanso. Un inspirado Ryan Toolson, aprovechando los habituales minutos de despiste del CAI Zaragoza, colocó a los suyos a solo dos puntos (41-39) mediado el tercer periodo. Sin embargo, los locales reaccionaron y se marcharon en el marcador (50-39) en el minuto 30, con un Herbalife que se estancó en ataque.

En el último cuarto, errores en lanzamientos cómodos y nuevas pérdidas del equipo de Las Palmas acabaron por hundirle.