madrid. El tenista español Rafael Nadal conquistó ayer el Abierto de Acapulco después de imponerse en la final a su compatriota David Ferrer (6-0, 6-2), por lo que se hace con su segundo título del año en el tercer torneo que disputa esta temporada, demostrando que poco a poco está cogiendo el nivel que tenía antes de la lesión y que sigue siendo el mejor sobre tierra batida.
El Rey ha vuelto. La evolución del juego de Nadal desde que debutara en Viña del Mar hasta ayer, cuando se hizo con Acapulco, ha sido espectacular. El mallorquín salda la gira sudamericana con dos títulos (Sao Paulo y Acapulco) y una final (Viña del Mar) después de que muchos lo dieran por perdido después de siete meses de lesión.
En Brasil ya demostró que no había perdido su tenis, pero en Acapulco ha dado un golpe de autoridad. La victoria sobre Nico Almagro en semifinales y sobre Ferrer en la final deja claro que empieza a estar al nivel de antes y que tomará rumbo a Indian Wells sin el objetivo de ganar, pero sí de hacer un buen papel, asumiendo que le costará el cambio a la pista rápida.
En el partido, Nadal fue un auténtico vendaval. El mallorquín no dio ningún tipo de opción a Ferrer, que se vio incapaz de frenar el juego de su contrincante. El alicantino lo intentaba de todas las formas posibles, pero Nadal estaba en estado de gracia y, basándose en un sólido servicio, se hizo sin demasiados problemas con un 6-0 en el primer set. El golpe anímico era importante para Ferrer, que tras cinco derrotas consecutivas ante el mallorquín tenía la esperanza de poder vencer. Sin embargo, Nadal aprovechó el momento y siguió al máximo nivel.
El balear dijo que el siguiente torneo en su agenda es el Masters de Indian Wells, sobre pista rápida, porque su corazón le dicta que lo juegue. Hoy jugará una exhibición en Nueva York en el Madison Square Garden junto con el argentino Juan Martín del Potro y luego viajará al primer Masters 1000 de la campaña, Indian Wells, en California, que se juega del 7 al 17 de marzo.