Madrid. Las declaraciones de Ángel Vicioso y Marcos Antonio Serrano cierran hoy las comparecencias como testigos de ciclistas en el juicio de la Operación Puerto, por el que ya han desfilado ocho excorredores. Vicioso, que declarará por videoconferencia desde Lleida, es el único corredor en activo de todos los que han sido citados como testigos, y el pasado miércoles fue suspendido por su equipo, el Katusha, por "mentir" acerca de su comparecencia en la vista oral.
El ciclista debía haber acudido al Juzgado el pasado día 12, pero presentó un certificado médico, ante lo que la magistrada Julia Patricia Santamaría acordó retrasar su comparecencia. Sin embargo, en la sesión del martes, la juez explicó que no había podido contactar con él y que no descartaba pedir "a la fuerza pública" que lo localizara. El manager general del Katusha, Viatcheslav Ekimov, se sintió engañado al conocer esta circunstancia y decidió suspender a Vicioso.
El ciclista debutó en 1999 en las filas del Kelme-Costa Blanca y luego corrió en el ONCE (2003) y el Liberty (2004-2006) a las órdenes de Manolo Saiz, uno de los cinco acusados. En la documentación intervenida al médico Eufemiano Fuentes figuran las siglas Av, Vcs y Vic.
Inmediatamente después de Vicioso declarará Marcos Serrano, también por videoconferencia desde Vigo. El 19 de mayo de 2006, este excorredor del Liberty abandonó el Giro tras sentirse súbitamente enfermo. Pasó dos días en la UCI de un hospital italiano y diez más ingresado en un centro sanitario de Vigo, oficialmente por una "intoxicación medicamentosa", mientras su mujer enviaba mensajes de texto a Fuentes pidiéndole explicaciones.
Los testimonios de Vicioso y de Serrano completarán los que ya han prestado los españoles Jesús Manzano, Isidro Nozal, Joseba Beloki, David Etxebarria y Unai Osa; el alemán Jorg Jaksche, el italiano Ivan Basso y el norteamericano Tyler Hamilton. Los tres extranjeros relataron ampliamente las prácticas de dopaje en las que participaron y los tratamientos a los que les sometió Fuentes, mientras que los españoles -con la excepción de Manzano, que en 2004 fue el primero en denunciar el dopaje en el ciclismo español- lo negaron todo, pese a que varios de ellos dieron positivo durante sus carreras.