Vitoria. Son los nueve días en los que más huele a gasolina en América. Es la Speedweek de Daytona, nueve días de carreras sobre el mítico asfalto del circuito de Florida. El plato fuerte será la carrera de las 500 millas, donde Pablo Montoya volará sobre el gran óvalo de Daytona, pero antes se suceden todo tipo de carreras que hacen las delicias del público yankee. En una de ellas, en la UNOH Battle At The Beach, Ander Vilariño se convertirá en el primer piloto del estado en participar en una carrera de la NASCAR. El piloto de Hondarribia cruza el charco tras haberse proclamado campeón de la primera edición de la NASCAR Europea. Tras recibir su trofeo y su anillo de campeón en el salón de la fama de la NASCAR, se ha ganado la oportunidad de participar en una carrera junto a los mejores pilotos de Estados Unidos y los campeones de los campeonatos canadiense y mexicano.

Vilariño se encuentra con un coche diferente, un circuito diferente y rivales diferentes, pero con la certeza de que llega con el nivel suficiente para ser ambicioso. "Es un nivel parecido", explica el guipuzcoano, "lo que pasa es que en Estados Unidos te encuentras con pilotos que están mucho más habituados que nosotros a correr en circuitos ovales. Pero en la NASCAR Europea el nivel de pilotos es muy alto. Hay pilotos que han corrido en el Mundial de turismos, que han ganado carreras en la GP2, etcétera". La del martes es una oportunidad que no quiere dejar pasar. Sabe que su futuro está en la NASCAR y, dependiendo de lo bien que lo haga en esta carrera, puede que tenga una oportunidad para correr en el circuito americano: "Tengo que pensar en la victoria. Para correr en América tengo dos opciones. Una es conseguir el apoyo suficiente para ir, que un equipo cuente conmigo y, poco a poco, ir cogiendo resultados. La otra es llegar allí como llego yo, con un premio, y destacar desde el principio. Es el camino que me queda y lo tengo que intentar". Ander sabe que pilotar en el nuevo continente le da otra dimensión a su trabajo: "La NASCAR en Estados Unidos es el segundo deporte más seguido después del fútbol americano y tiene unos índices de audiencias televisivas y de asistencia de público a las carreras increíbles".

La carrera que pondrá a prueba a Vilariño se disputa en un pequeño óvalo de 600 metros de perímetro instalado en una de las rectas del circuito. Mañana lunes, más de 60 coches competirán en dos mangas para clasificarse en la final del martes. Vilariño, por ser campeón de Europa, está ya clasificado para dicha final, pero busca conseguir una buena posición de salida. El martes se enfrentará a una exigente carrera de 150 vueltas: "Al ser un circuito corto puede parecer fácil y es todo lo contrario. Se hace muy duro porque das la vuelta en 20 segundos y en poco tiempo estás frenando y girando. Una de las pocas veces que he competido en un óvalo así fue de las carreras más exigentes de mi vida. Además, en el coche hace muchísimo calor, unos 50 grados".

Este formato busca la máxima emoción posible, "buscan el show por encima de todo". Los toques entre coches no solo están permitidos, sino que son lo que anima la carrera: "Si hay alguna piecita en la pista, enseguida lo utilizan como excusa para sacar el coche de seguridad y vuelven a hacer una salida lanzada. Y otra, y otra... Cada vez que nos juntamos para volver a salir saltan chispas". A pesar de que en sus manos tienen bólidos de 660 caballos, la reglamentación de la NASCAR es muy permisivo con los choques: "Está permitido todo. Te pueden sancionar si ha sido algo totalmente premeditado o peligroso. Pero dar un toque por detrás y provocar que el de delante dé un trompo está permitido. Hay mucho respeto en pista. Sabes que si tú le haces algo a uno, cuando esté detrás tuyo te la va a devolver". Vilariño reconoce que al principio pagó la novatada, pero ya le tiene cogida la medida a la competición: "Me tocaron varias veces y me sacaron de pista. Pero luego ya hice la de Tom Cruise en Días de trueno y, desde entonces, me respetan un poco más. Es una competición en la que hay que hacerse respetar. A nada que te rocen, tienen que entender que tú no eres de los que se van a dejar".

sin problema de adaptación El piloto de Hondarribia ha tenido este fin de semana para adaptarse a un coche que pesa 300 kilogramos más que el bólido con el que ha ganado el circuito europeo. Vilariño, que ha conducido casi cualquier cosa que tenga volante, dice que su condición de novato no va a ser un handicap: "El coche no creo que sea problema. He conducido muchísimos coches diferentes y me adapto rápido. Tardas más en adaptarte al tipo de circuito y a las normas. Yo solo quiero llegar, montar en el coche e ir rápido desde el principio. Ir rápido desde el inicio ayuda mucho y, luego en la carrera, hay que jugar con cabeza e intentar llegar con el coche intacto al final para luchar por la victoria".

Curtido en mil batallas, con gasolina por sus venas, Vilariño solo espera que no pague los platos rotos por otros: "Lo que más me preocupa no es que me toquen, sino que se toquen delante de mí y que no tenga espacio para esquivarlo. A lo largo de mi carrera he participado en muchos campeonatos con muchos coches diferentes. No quiero que suene orgulloso o arrogante, pero sé que no me voy a encontrar nada que me vaya a sorprender. Sí sé que lo que me puede dar problemas es el tema de la pelea en grupo y de que haya un golpe que me eche por tierra la carrera". Los grandes pilotos americanos ya pueden echarse a temblar. Vilariño llega dispuesto a brillar... y a quedarse en la NASCAR: "Me encanta la igualdad que hay. Los coches son muy similares entre ellos. Estoy muy feliz en este campeonato. He probado muchas cosas y me han gustado muchas de ellas, pero Esta me ha enganchado y ahí me voy a quedar".