el mercado de fichajes de invierno acabó el pasado jueves sin que hubiera ninguna sorpresa de última hora. Como suele ser habitual en el Deportivo Alavés, al menos en las dos últimas campañas, esta etapa invernal comienza con muchas expectativas y concluye con pocas, y ya veremos si buenas, concreciones. Porque, insisto, no son verdaderos refuerzos sino jugadores para completar una plantilla escasa de efectivos. No olvidemos que dos de estos vienen a reemplazar a dos componentes del equipo lesionados gravemente, no para apuntalarlo. Quizá el fichaje más preciso sea el de Juanje, aunque poco relevante ya que hasta el parón navideño era una banda que estaba bien cubierta. Donde se hacía más urgente y necesario un refuerzo era en la línea media. Aunque hasta última hora han estado intentando inscribir un creador de juego, no han llegado a cristalizar las negociaciones por el sevillista Salva. Normal, si se pretendía que viniera gratis.
Por tanto, con lo que hay en este momento tiene que apañarse hasta junio, la etapa más difícil de la temporada. Este miramiento a la hora de fichar, obligados a fijar un tope máximo por las condiciones presupuestarias en que se encuentra, estaría bien si se hiciera en todos los clubes del grupo. Está bien establecer un techo económico que obligue a unas condiciones de estabilidad económica pues la situación no es la más boyante a día de hoy. No puede negarse la importancia de las condiciones de austeridad que deben prevalecer en la entidad, pero no se pueden hacer estas diferencias en los dos equipos. Se ha demostrado, una vez más, su apuesta por el balón grande en detrimento del fútbol al que se le niega el pan y la sal en cuanto la oportunidad se presenta.
El Teruel también salió a la calle a contemplar los escaparates obligados por la necesidad, pero tampoco ha hecho grandes dispendios. Así que se ha tenido que conformar con completar una plantilla igualmente menguada por el abandono voluntario de cuatro de sus integrantes. Y por lo visto ayer podían haber cambiado a casi toda la plantilla porque es un equipo débil e inocente que no remató a puerta en todo el encuentro. A la clara derrota también ayudó la intervención del colegiado con sus decisiones determinantes. Porque el Alavés hubo de necesitar de la expulsión de un jugador foráneo y de un penalti para doblegar al ingenuo rival.
La presencia de los tres refuerzos alavesistas no ha superado las expectativas hasta el momento. Al portero, Crespo, todavía no le hemos visto sus cualidades porque los rivales aún no le han puesto a prueba; el lateral, Juanje, tampoco sacó a relucir sus cualidades en la tarde de ayer; y el delantero, Laborda, que la rapidez y técnica no son sus virtudes, por empecinamiento del entrenador, anda naufragando día tras otro perdido en la banda. ¿Y el equipo agradó? Tampoco, pues nos deleitó con un juego anodino, displicente, sin ritmo y que, jugando al trantrán, aburrió al más optimista. En cambio, sigue su racha positiva y alcanza el quinto encuentro consecutivo con la portería imbatida.