se convirtió en una de las grandes promesas del baloncesto estatal tras varias campañas espectaculares en Fuenlabrada que le convirtieron en un codiciado objeto de deseo de algunos grandes, pero la trayectoria profesional de Saúl Blanco no ha cejado desde entonces de perder enteros. Y, para corroborar ese declive, en verano fue reclutado por un recién ascendido como el Canarias donde ha emprendido una contrarreloj para recuperar el tiempo perdido en Málaga. El exterior asturiano, de 1,96 metros y 27 años, desembarca hoy en el Buesa Arena tras haber engrosado el amplio ramillete de promesas que han acabado quedándose a medio camino.

En su caso, se diría que ha sido mucho más complejo mantenerse que alcanzar la élite después de que protagonizase en su día uno de los traspasos más caros de la Liga ACB y estuviese en el epicentro de una agria polémica entre el Unicaja y el Valencia que le obligó a acogerse al decreto 1006 para liberarse de su compromiso con el Fuenlabrada, el lugar que le catapultó a la fama antes de recalar en tierras costasoleñas. La suya era una carrera prometedora que le había llevado incluso a ser uno de los reservas de la selección española en la convocatoria efectuada por Sergio Scariolo para el Europeo de 2009 en Polonia. Le avalaba el desparpajo ofensivo que había acreditado en los años dorados del conjunto madrileño, donde formó un perímetro letal de necesidad durante el ejercicio 2008-09 junto al exazulgrana Brad Oleson a las órdenes de Luis Guil. Una campaña antes, el club taronja había presentado en la ACB una oferta cualificada por sus servicios tras pactar una entente por dos años.

El Fuenlabrada le retuvo en contra de lo esperado consciente de que en el futuro podría ingresar una suculenta cantidad de dinero por el traspaso. Y así fue cuando, tras cerciorarse de que no podría pagar sus elevados honorarios del siguiente ejercicio, acordó un traspaso próximo a los 600.000 euros con el Unicaja, que sin embargo se topó con la feroz resistencia de un Valencia que deseaba hacer valer los derechos con el jugador. La entidad presidida por Juan Roig elevó una protesta formal a la ACB con el fin de que Blanco recalase a orillas del Turia, pero ésta fue desestimada.

Sin embargo, el asturiano fracasó sin paliativos en la etapa que debía servir para consagrarse como baloncestista. Nunca encontró el rol que hubiese deseado y calentó banquillo con una frecuencia desmesurada, colocándose en el disparadero a las primeras de cambio. Tras dos cursos y medio en el Unicaja, en enero de este año se vio obligado a regresar al Fuenlabrada en busca de una nueva oportunidad. Su rendimiento a las órdenes de Porfi Fisac no satisfizo a la secretaría técnica y en verano volvió a salir al mercado hasta que aceptó una proposición del cuadro amarillo. En Tenerife, es una de las piezas capitales de Alejandro Martínez dentro del perímetro.