Getxo. Para tratar de explicar lo que significa una medalla de la Copa del Mundo de pista, Unai Elorriaga rebusca en el baúl de las comparaciones y acaba diciendo que esa competición es como la la Champions League del fútbol, que están los mejores, que se corre contra la élite de ese deporte. Tania Calvo, alavesa, 20 añitos, pelo largo moreno, le mira de abajo arriba con sus ojos negros y asiente como una buena aprendiz. "Eso, eso", dice; "competimos con lo mejor del mundo. Es lo más que puedes aspirar dentro de este deporte". Y dentro de lo más están ellos: Unai, 32 años, se trajo de Escocia el bronce en omnium; Tania, la plata en velocidad por parejas y el bronce en los 500 metros.
Los éxitos de los dos pistards vascos tienen significados diferentes. Para Elorriaga, en ese bronce hay mucho de rencor. Le ha aliviado algo del dolor insondable que le produjo la ausencia inexplicable de los Juegos de Londres. No compensa, pero anima. "Me motiva verme a ese nivel. Saber que gracias a que soy cabezota y no me vengo abajo puedo mantenerme arriba". ¿Hasta cuando? El vizcaino mira al horizonte y tuerce el morro. "Por edad estoy ahí, ahí, en la frontera, para llegar a los Juegos de Río (2016). Ahora me encuentro con ganas para aguantar cuatro años o 27, pero nunca se sabe", dice. Un par de metro más allá está Tania Calvo, que cuando le preguntan por Río, los Juegos y ese sueño es mucho más lacónica. "Sí, claro que pienso en Río", sostiene. Sus dos medallas en Glasgow saben a eso. A un buen futuro porque con 20 años ha alcanzado una cima inopinada para su edad, un bronce y una plata en la Copa del Mundo, lo que le convierte en la gran esperanza de la pista estatal para los Juegos de dentro de cuatro años. "Tiene madera", radiografía Elorriaga a su compañera; "viene pisando muy fuerte desde juveniles. Es muy potente. Tanto que si tuviese que competir contra ella en una carrera corta creo que me ganaría. Lo digo de verdad".
Tania, que es ciclista "por una chorrada, porque cuando era niña me gustó el manillar de la bici de carreras de una amiga y le dije a aita que quería una igual", tiene en el punto de mira en el Mundial de febrero en Bielorrusia, donde junto a su inseparable Helena Casas puede clasificar a España para los Juegos de Río. Necesitan acabar entre las cinco primeras en velocidad por equipos y con eso clasificarían de un solo golpe el keirin y la velocidad. "Lo de estos días en Glasgow me hace ser muy optimista en ese sentido", dice Raúl Mena, mánager del Cespa-Euskadi. "Además", prosigue, "va a ser determinante para ella porque si acaba entre las ocho primeras tendrá derecho a una beca ADO, lo que le dará tranquilidad para seguir progresando".