Vitoria. El pasado lunes al atardecer Igor González de Galdeano llamó a Amets Txurruka, también a Iván Velasco, por teléfono para anunciarle que no contaba con él de cara al nuevo proyecto de Euskaltel-Euskadi y desde entonces el equipo vasco asiste a una de las mayores crisis desde su creación. El viernes, siete excorredores (Fernández de Larrea, Zubeldia, Irizar, Intxausti, Castroviejo, López y Camaño) hicieron pública una carta en la que mostraban su apoyo a los dos ciclistas y criticaban la deriva del proyecto que lidera el mánager alavés tras su decisión de fichar extranjeros rompiendo la filosofía con la que se fundó el Equipo Euskadi y que ha sido su bandera durante 19 temporadas. "Es lo que le hacía diferente", dice Txurruka, 29 años, que deja Euskaltel tras seis campañas y busca ahora un equipo donde prolongar su carrera.
Durante toda la semana ha elegido permanecer en silencio.
Al principio la decisión de Igor me dejó fuera de lugar. No me lo esperaba. Me quedé sin palabras. Luego, cuando reaccioné, vino el duro golpe para todos de la muerte de Víctor (Cabedo, el compañero de Euskaltel-Euskadi que falleció el pasado miércoles en un accidente mientras entrenaba en Castellón) y no era el momento para hablar de este ni de ningún otro tema.
Ha tenido tiempo para reflexionar.
Han ido pasando los días, la gente ha hablado mucho sobre lo que ha ocurrido y se ha generado polémica. Eso me ha hecho pensar mucho si tenía que hablar y decir lo que pienso.
¿Qué piensa?
Yo no puedo criticar que no me renueven. Es una decisión de Igor. Él está haciendo un proyecto nuevo y si decide que no quiere contar conmigo está en su derecho. Contra lo que sí me rebelo es contra las formas de llevar esto adelante. Por una parte, están vendiendo que este proyecto es la continuidad del de la Fundación, pero, por otro lado, a día de hoy, septiembre y fin de temporada, nadie, o pocos, saben muy bien en qué consiste realmente. No se están haciendo las cosas con transparencia. Velasco y yo estamos fuera. Eso es irremediable y lo asumo. Pero hay un montón de gente que aún no conoce nada sobre su futuro. De lo que estoy hablando es de una cuestión humana.
Mientras usted guardaba silencio se ha hablado mucho de su caso y la decisión de Galdeano de no renovarle. ¿Cuál es su versión?
Creo que no ha sido justo. En el Tour nos dijo a todos los que estábamos allí que el proyecto iba para adelante y que contaba con nosotros. Que iba a tratar de mantener la filosofía del equipo y que nosotros, si queríamos, teníamos un hueco. Luego llegó la Vuelta y el mensaje en Iruñea, en la salida, fue parecido. Que luchaban por mantener la filosofía, que no nos preocupásemos por nada y nos centrásemos en trabajar en grupo, como siempre, ayudando al Fuji (Antón) a que consiguiese los puntos que nos ayudasen a seguir en el World Tour. Y que ya hablaríamos al final de la Vuelta. Una semana después de acabar fue cuando me llamó para comentarme que estaba fuera.
¿Igor le explicó el motivo?
Me dijo que no contaba conmigo porque no tengo puntos y él necesita gente que los tenga para seguir en el World Tour, que es lo que le ha pedido la empresa. También me explicó que cree que no he progresado lo que debía y que el Amets aquel de 2007 no ha seguido un camino ascendente. Por eso, pensaba que un cambio de aires me vendría bien.
¿Usted está de acuerdo?
Igual mi progresión no ha sido la que debiera, eso es cierto. Pero también lo es que yo he pasado años complicados por las lesiones (se ha roto cuatro veces la clavícula) y que siempre lo he dado todo para recuperarme y ser útil al equipo. He pasado muchas horas sobre el rodillo para no perder la forma. Dejaba la casa empapada de sudor y me pasaba el día pasando la fregona. He llorado mucho. Por eso, dejo el equipo tranquilo y sabiendo que costara lo que costara siempre he luchado por estar disponible. Ahora bien, si a ellos no les ha parecido suficiente, hacen bien en no contar conmigo.
Entonces, asume su marcha.
La asumo, no hay pegas, pero me molestan las formas. Que me hayan estado diciendo todo el año que contaban conmigo y que al final, cuando encontrar equipo está difícil, me digan que me busque la vida. Pero no hablo solo por mí, sino por otros corredores que aún no saben si están o no, los auxiliares... Hay muchas familias que dependen de esa decisión y nadie les dice nada. Está en su derecho de hacerlo así porque esto es una empresa, los contratos son hasta final de año y todo eso, pero la parte humana no se está respetando.
¿Usted ha tenido algún problema personal con Igor?
¿Personal? No. Al menos que yo sepa.
Este no es el final deseado.
No, me voy triste. Me sentía valorado. Corría las mejores carreras y la afición me respaldaba. Formaba parte de un equipo que era una piña. Parte de mi tristeza es porque veo que eso se acaba.
¿Se esperaba la reacción de la afición? Se ve que le quieren.
Eso cura un poco la herida. Cuando he salido a entrenar estos días, la gente paraba los coches a mi lado, bajaba la ventanilla y me daba ánimos. Eso vale mucho. También que la Fundación Euskadi y Miguel (Madariaga), a los que les debo mucho, me hayan apoyado.
Incluso siete excorredores de Euskaltel-Euskadi hicieron un escrito en su apoyo, el de Velasco y la filosofía.
Están locos, ¿verdad? Han firmado una carta en la que se mojan sin reparar en las consecuencias. Por teléfono me decían que no se podían creer lo que había pasado, pero no me esperaba que tuviesen tanto valor como para escribir esa carta. Me he dado cuenta de lo lejos que puede llegar la amistad. Eso es más importante que seguir en un equipo.
¿Comparte lo que dice la carta sobre la filosofía de Euskaltel-Euskadi?
Yo soy socio de la Fundación Euskadi desde que se fundó. Me saqué el carné cuando era un niño porque sentía que este era un equipo diferente, un proyecto de país, un poco como el Athletic. Así ha sido siempre, pero ahora parece que eso se acaba. Me identifico con lo que dicen ellos en su carta. Va a ser difícil aceptar que muchos corredores de Euskal Herria tengan que estar fuera mientras el equipo se llena de extranjeros.
El tema ha explotado después de que Galdeano le dijera que no cuenta con usted. ¿Se ve como un mártir?
No quiero convertirme en un mártir o un símbolo. No soy el protagonista de esta historia. Que yo siga o no siga no tiene nada que ver con el asunto de la filosofía de Euskaltel. Me sumo a su reivindicación de defender los valores del equipo.
Pero su caso fue el detonante.
No. Antes de esa decisión ya había mucha gente que estaba defendiendo mantener la filosofía.
¿Cree que es evitable que Euskaltel-Euskadi fiche a extranjeros?
Sí, ¿no? O, por lo menos, que sea en la medida de lo necesario.
¿Podría subsistir el equipo fuera del World Tour?
Pienso que sí, pero ahí mandan los intereses de los patrocinadores, en este caso Euskaltel y las instituciones. ¿Quién no conoce al Cofidis, el Europcar y esos? Son de segunda pero tienen presencia. Y nosotros mismos venimos de ahí, de abajo.
¿Usted será seguidor de un Euskaltel-Euskadi con extranjeros?
Seguiré apoyando a los amigos que dejo, pero al equipo lo veré como a otro más. Ya no será especial.
Deja amigos y recuerdos.
Han sido seis temporadas bonitas. Recuerdo el podio del Tour (en 2007 fue el más combativo), pero guardo con mucho cariño la etapa de Nieve en la Vuelta (2010) en la que puse mi granito de arena para que ganara. De lo malo, aún me duele la clavícula.
Ahora, como al principio de su carrera, vuelve a emigrar.
Estos días he hablado con los amigos del Barloworld (el equipo que le pasó a profesionales en 2006) y no se creían que volviese a estar igual. Pero es así. Me tengo que volver a buscar la vida fuera para demostrar que valgo. Tan tarde no es sencillo encontrar algo.
¿Teme quedarse sin dorsal?
Espero que no, ¿no?