VITORIA. Cuando se presentó la Feria de San Fermín se echó de menos la presencia de Mikel Idoate, quien no hubiera chirriado en la cartelera al tener un perfil claro para tamaña cita: chantreano, de la casa y semifinalista del mano a mano. No fue así y Aspe no ha terminado de decidirse por él.

Después de alcanzar las semifinales del Manomanista por segundo año consecutivo se le echa de menos en las programaciones estelares. ¿Esperaba que le dieran más oportunidades?

Sí que esperas entrar un poco más en juego, sobre todo porque no ha sido un año solo el que he estado bien en el Manomanista. Ilusiones siempre te haces de tener alguna oportunidad, pero no ha surgido así. Lo único que depende de mí es jugar bien y darlo todo en la cancha, y creo que en el verano lo he hecho y estoy contento por ello.

De hecho, desde el Cuatro y Medio de San Fermín, ha jugado once encuentros, de los que ha ganado siete y tiene un balance de tantos muy bueno (222 hechos y 220 perdidos).

Es verdad. Estoy muy satisfecho con el verano que he hecho y estoy muy contento con cómo voy mejorando. Creo que poco a poco voy subiendo el nivel. También estoy contento porque he trabajado una barbaridad, sobre todo con el gancho y el juego de parejas, que era lo que se me achacaba a veces. He sido valiente, he jugado a buen nivel y estoy contento y dispuesto a seguir trabajando.

¿Esperaba tener más partidos durante el verano?

Sí, pero se está viendo que hay menos festivales que otros años y tampoco podemos hacer gran cosa. Lo que tengo claro es que quiero ser feliz, no quiero comerme la cabeza y centrarme en lo mío. Me dicen el día que tengo que jugar, voy y lo hago lo mejor posible, sea el partido que sea, que yo creo que es la única manera de estar centrado y seguir haciéndolo bien.

¿Qué sabor de boca le quedó del último Manomanista, donde dio mucha guerra a Irujo en semifinales?

Yo por lo menos lo valoro positivamente, los demás no sé qué harán, pero yo lo valoro así. Dos años seguidos me he quedado a tres o cuatro tantos de la final del mano a mano, aunque siempre te queda la espina de no poder jugar esa final, porque sabes que esas dos oportunidades quizá no vuelvan. Quedarse contra Irujo en el Astelena de Eibar a pocos tantos de la final probablemente no vuelva a suceder. Aun así, en todos los partidos que me ponen salgo a tope, a ganar, y lo que hay que hacer es tratar de ser feliz, quedarse a gusto con uno mismo y dar todo en la cancha, porque cuando lo das todo, ganes o pierdas, nadie puede decirte nada.

Ahora le toca preparar el Cuatro y Medio de la LEP.M.

Hemos empezado con el físico fuerte y con alguna sesión de frontón, aunque no mucho, porque este fin de semana he jugado dos partidos y me he llevado mucha paliza. Voy a entrenar a tope, como siempre, y si sale bien, mejor. Lo primero es que me metan y a ver si hay suerte. Una vez dentro, iré a ganar.

Cuando el partido se vuelve duro, es un rival muy complicado.

Este verano estoy muy contento con el trabajo que he hecho, me doy una nota alta siendo objetivo. Hace muy poco, por ejemplo, jugué con Abel, que hizo un partidazo, pero Barriola sufre lo que no está escrito y es un pelotari que juega muchísimo, más de lo que parece. A pesar de todo, físicamente me encuentro bien, no tengo problema de lesiones, y al final del partido muchas veces llego muy bien.

¿Cómo ve su propia evolución?

Lo que tengo es que soy muy cabezón y, cuando veo que no hay oportunidades, en vez de enfadarme hago todo lo posible por tenerlas, hago todo lo posible por mejorar y trabajo una barbaridad. Entreno todos los días, y trabajar es la clave para todos los pelotaris y todos los trabajadores. Poco a poco voy viendo frutos. Vas mejorando, aunque hay muchas veces que se intenta y las cosas no salen. Lo importante, sobre todo, es intentarlo.

Chirrió no verle en San Fermín...

A decir verdad, no fue un palo muy fuerte para mí, porque son tres grandes pelotaris los que entraron y sabía que Xala, Irujo y Titín III siempre están ahí. Pero sí que es verdad que fue una desilusión, porque tenía la ilusión de jugar, creía que merecía la oportunidad, porque me la he ganado en la cancha. La empresa optó por poner a otros y no hay nada que reprochar, son tres pelotaris increíbles y, aunque tanto yo como Aritz Lasa, Retegi, Gonzalez o Ezkurdia tenemos buen nivel, es complicado entrar. Cada uno intenta tener sus propias ilusiones para seguir adelante y, cuando ves que las cosas no acaban de salir, te llevas el palo, pero de todo se aprende y es un acicate para seguir adelante y mejorando.

Les ha tocado vivir una época complicada a los delanteros jóvenes con pelotaris como Martinez de Irujo, Xala, Titín III, Olaizola II, Bengoetxea VI... que son muy complicados de quitar de los cuadros delanteros.

Eso es así y es una barbaridad lo que juegan. Juegan bastante más de lo que parece: meten un ritmo increíble, acaban muy bien el tanto y son superestrellas, que si hubieran nacido en otra época hubieran marcado una década. Mi opinión personal es que, con la crisis, las empresas dan menos oportunidades, se tiran a lo seguro, porque hay menos festivales, y si hubiera más, tendrían más abanico. Los que estamos ahí estamos trabajando para ganarnos esa oportunidad.

Esa generación les enriquece porque les hace aumentar el nivel, ¿no cree?

También es verdad. Ahora mismo en Aspe hay una competitividad tremenda entre los pelotaris que hace que nadie se confíe y todos trabajemos para estar arriba. Así se hace espectáculo y creo que tanto yo como el resto estamos mejorando mucho y estamos para dar guerra.

Lo que queda patente es que no es flor de un día.

Está claro, pero también hay que tener suerte. Puedes ganar a cualquiera, pero cualquiera te puede ganar a ti. No sorprenderá a nadie cuando un pelotari como Aritz Lasa, Retegi o cualquiera dé un susto y llegue también a semifinales del Manomanista. Ahora los pelotaris trabajan mucho y cualquiera puede dar la campanada, porque muchas veces influye también el factor suerte.