la lastrilla. Antes que ninguno, subió Antón. Andando desde Navacerra y con su padre, que estuvo trabajando seis meses en Villalba. Los fines de semana se echaban al monte, a trepar por la sierra de Madrid, y llenaban los pulmones de aire puro. Y los ojos de vida y paisajes maravillosos de postal. Así descubrió Antón la Bola del Mundo.

El refugió sigue ahí. Hace años, un día de viento, frío y nieve, unos montañeros exhaustos llegaron hasta él buscando resguardo. Aporrearon las puertas para que les abriera el guarda, gritaron hasta desgañitarse, pero no hubo manera. Se quedaron ahí. A la mañana siguiente, cuando el temporal amainó, el guarda salió del refugió y los encontró sobre la nieve, muertos. El viento le había impedido escuchar sus gritos.

En ese mismo lugar quiso gritar de alegría Ezequiel Mosquera, pero se lo impidieron las fuerzas. Estaba muerto. Le agarraron del manillar y se lo llevaron a un hangar para reanimarle. Luego, lo celebró. Era el primer ganador en la Bola del Mundo y segundo en la Vuelta, logros ambos que se borraron después de la historia por el asunto de su positivo.

Ese día, el único de la Vuelta en La Bola, Purito llegó tercero. "Lo conozco bien", dice Purito, que prepara el asalto al segundo puesto y a una victoria redentora. "Lo subí en 2010 (le ganó Mosquera a Nibali y el italiano la Vuelta al gallego). Es duro. Estos días me he acordado de las curvas, que no estaban bien asfaltadas y tenían una especie de telilla fina. Ahí se agarra. Se parece al Cuitu, con la diferencia de la carretera, que allí estaba mucho mejor". El catalán guarda dos imágenes de la única vez que se ha subido a la Bola del Mundo en carrera. La primera es él mismo luchando por la etapa y rodeado de gente que le grita con la boca desencajada; la segunda, cuando bajaba en bicicleta a Navacerrada, es, en realidad, unas cuantas, las caritas de los corredores que subían. "Ahí es cuando te das cuenta de lo duro que es".

Contador lo ha subido más veces. "Entreno siempre por aquí, , aunque a la Bola no subo mucho. Es demasiado duro y será un espectáculo". Y Antón muchas más, pero andando. Hoy sube por primera vez en bicicleta al puerto que no llegó en 2010, cuando la caída en Peñacabarga como líder. Desde entonces le espera. Ahí acaba su viaje en la Vuelta.