Madrid. Le decían que era demasiado bajo y delgado, que nunca alcanzaría el éxito, pero Luka Modric perseveró hasta convertirse en la estrella de la selección croata y pieza indiscutible del Tottenham hasta su fichaje por el Real Madrid. El retoque para aspirar a la Décima. Apodado el Cruyff de los Balcanes por su notable parecido físico con Johan Cruyff, Modric (26 años, 1,70 metros de estatura), es un creador de juego de indudable clase, que busca a sus compañeros con pases claros y al espacio. El excapitán de los Spurs, Jamie Redknapp, le definió así: "Entrena como un demonio y nunca se queja. Trabaja con y sin balón y puede deshacerse de un defensor con cualquier pase o finta".

Sus comienzos no fueron fáciles. Su familia, desplazada de la guerra croata en los noventa por el asesinato de su abuelo a manos de milicianos serbios, vivía en hoteles de la ciudad adriática de Zadar, en cuyo club jugaba Modric y donde decidió quedarse incluso después de que les fuera devuelta su casa en el pueblo de Zaton Obrovacki.

"Mis amigos retornaban a los hogares de antes de la guerra y sugerían a mis padres hacer lo mismo, pero ellos contestaban que querían dejar a su hijo dedicarse a lo que le gustaba", ha recordado Modric sobre esa época. La madre trabajó como costurera y el padre, tras regresar del Ejército, recaló como técnico aeronáutico en el aeropuerto de Zadar. No sin dificultades, financiaron su asistencia a una escuela para talentos.

En 2000 se incorporó al Dinamo, que tres años después lo cedió a su filial FK Zrinjski, de Mostar, donde, con solo 18, fue proclamado el mejor jugador de la Liga de Bosnia-Herzegovina. De regreso a Zagreb, empezó a jugar en el Inter de Zapresic, con el que firmó un contrato por diez años. En 2006, ya de nuevo en el Dinamo, logró tres ligas, dos copas y una supercopa.

Su explosión con la camiseta de Croacia empezó con la llegada de Slaven Bilic como seleccionador, quien le encargó llevar el peso del equipo, una confianza a la que el jugador respondió con creces, como heredero de la "generación de oro" de la década de 1990, que lideraron Davor Suker, Robert Prosinecki y Zvonimir Boban.

La Eurocopa de 2008 le encumbró como estrella internacional. En cuartos, ofreció otra exhibición ante Turquía, pero Croacia cayó en la serie de penaltis. Y él falló el suyo. Pse a todo, formó parte del equipo ideal del torneo ganado por España. En la reciente Eurocopa se tropezó con los mejores bajitos del fútbol mundial, los españoles, y Croacia fue eliminada en la fase de grupos. Ha sido 57 veces internacional y ha firmado ocho tantos.

Su actuación en la Eurocopa de 2008 atrajo la atención de varios clubes. Al final, fue traspasado al Tottenham por 27 millones de euros, la venta más cara de un futbolista croata al extranjero. La falta de adaptación y las lesiones no le dejaron rendir a su nivel en la Premier. El Tottenham rechazó en 2011 los 25 millones de euros que ofreció el Chelsea por el croata. El interés por sus servicios se reavivó tras la reciente Eurocopa.

A Modric, con contrato hasta 2016, le sedujo en especial el interés del Real Madrid y mantuvo un pugna con su club para que le dejara marchar. Se declaró en rebeldía y el Tottenham le impuso el 22 de julio una sanción de 80.000 libras (98.400 euros) por no presentarse a entrenar ni sumarse a la concentración.

Veinticuatro horas después, el centrocampista croata volvió a los entrenamientos. El Tottenham pidió 40 millones de libras (49,2 millones de euros) por el traspaso, pero el Real Madrid, según los medios ingleses, le contestó con una oferta de 27 millones de libras (33,2 millones de euros). En esa cantidad, más variables por objetivos, se ha cerrado la operación.

"Ha sido proceso largo pero al final he podido venir. Estoy muy contento. Es un gran honor y un orgullo estar en el club más grande del mundo. Quiero empezar a entrenar y jugar para el Real Madrid. Estoy emocionado de estar aquí", aseguró en sus primeras palabras como jugador madridista. Modric ha disputado con el club londinense 160 partidos oficiales, en los que ha marcado 17 goles. Ahora llega con la misión de enmendar el rumbo de un equipo que ha arrancado muy mal la temporada.