Scott Sinclair vive actualmente en la cresta de la ola. Es, lo que se dice, un triunfador. Este extremo inglés de 23 años disputa los Juegos Olímpicos con Gran Bretaña y en el segundo partido del torneo marcó unos de los goles que sirvieron para que los de Stuart Pearce derrotaran a Emiratos Árabes Unidos. Asentado en la Premier League en las filas del Swansea tras un improductivo paso por el Chelsea -en cinco temporadas únicamente fue alineado en otras tantas ocasiones y fue cedido hasta en seis ocasiones-, lo tiene todo para poder completar una notable carrera. Su vida personal también marcha de maravilla y actualmente mantiene una relación sentimental con una mujer de bandera, la actriz de la eterna serie Coronation Street Helen Flanagan. Incluso su hermano menor, Jake, intenta abrirse camino en el fútbol en las filas del Southampton. Pese a todo, Sinclair lo tiene claro: "En nuestra familia la gran estrella es Martin".
Martin Sinclair, futbolista y el hermano mayor, también competirá en Londres'12, pero lo hará en los Juegos Paralímpicos, componiendo así una dupla muy pocas veces vista en la historia: dos hermanos compitiendo en el mismo deporte y en la misma edición de unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos. La vida de Martin no ha sido en absoluto sencilla. Nació con una parálisis cerebral que le restó movilidad en la parte izquierda de su cuerpo y una fractura de cadera mal diagnosticada le tuvo postrado durante tres años y medio en una silla de ruedas, pero ha conseguido su gran sueño: ser futbolista. "Para Martin fue muy duro estar en una silla de ruedas viéndonos jugar al fútbol a mí y a mi hermano Jake. Me mata pensar en todo lo que ha tenido que pasar y no sé cómo ha tenido la fortaleza mental para salir adelante. Estoy muy orgulloso de Martin, me inspira en el día a día y pensar en él me ayuda a no perder la cabeza por el éxito, a tener los pies en el suelo", aseguraba recientemente Scott en The Independent con unas palabras repletas de elogio y cariño que Martin le devolvía. "Scott me ayudó a no abandonar cuando pasé los peores momentos de mi vida, estaba constantemente conmigo en el hospital. Es un hermano extraordinario. Siempre está pendiente de mí y no para de llamarme", destacaba.
El de Martin Sinclair es un caso extraordinario de superación. Si el hecho de nacer con parálisis cerebral no fuera ya una problema considerable, a los 15 años sufrió una caída que le acabó postrando más de tres años en una silla de ruedas. Los médicos que le trataron no le realizaron ninguna prueba en la zona de la cadera y le dijeron que su punzante dolor se debía a un problema de ligamentos, pero dos semanas después volvió al hospital para operarse de una mano, dañada también en su caída, y como seguía teniendo muchísimo dolor le realizaron la radiografía que dio con el origen del problema: tenía la cadera fracturada. El mal diagnóstico, su parálisis cerebral y la fractura -le implantaron una prótesis a los 21 años- convirtieron la silla de ruedas en su inseparable compañero en el día a día y el hospital en centro habitual de estancia durante más de ocho años. Se recuperó, no sin dificultades, de todo aquello, pero su pierna izquierda quedo sensiblemente más corta que la derecha. "Cuando camino por la calle mi cojera hace que parezca Buffalo Bill", señala, haciendo gala de su excelente sentido del humor.
Pasión por el fútbol Todos estos percances no fueron capaces de apagar la pasión que Sinclair sentía por el fútbol. En 2007, recibió el espaldarazo que necesitaba. Scott había sido cedido por el Chelsea al Plymouth y Martin era un habitual en los entrenamientos. Un día, el técnico, Ian Holloway, le sugirió que se hiciera cargo de uno de los equipos de la comunidad y gracias a ese paso se enteró de que en Plymouth había un equipo de fútbol para discapacitados, en el que comenzó a jugar acto seguido. Su gran progresión en estos últimos cinco años ha hecho posible su convocatoria para la cita Paralímpica, un sueño convertido en realidad.
Casado, padre de una niña y profesor en un centro para discapacitados, a Martin le gusta recalcar que "cuando salgo del trabajo entreno cinco veces por semana. Eso es más de lo que Scott ha hecho en toda su vida". Y es que uno de los principales rasgos de la personalidad del mayor de los Sinclair es su gran sentido del humor, como reconoce su hermano. "Como la lista de los convocados para los Juegos Paralímpicos salió un mes antes que la nuestra no paró de vacilarme con el hecho de haber sido seleccionado. Me llamaba a diario para decirme que ya me mandaría fotos de la Villa Olímpica y que a la vuelta me explicaría lo que se siente participando en esta competición", recuerda Scott, quien destaca que "una noche reciente, en el hotel de concentración de la selección olímpica, bajé a cenar y me encontré a Martin sentado en una mesa, bromeando con Ryan Giggs y Craig Bellamy. Yo me senté en otra y él no quiso venir donde yo estaba. Decía que me tenía ya demasiado visto".
De todas maneras, el hermano mayor no bromea cuando se le pide una opinión sobre los Juegos Paralímpicos. "Tenemos una gran oportunidad de hacer cambiar a la gente su opinión sobre el deporte discapacitado. Muchos se van a sorprender con nosotros porque podemos jugar bien al fútbol. Estamos ubicados en el octavo lugar del ranking pero esto es deporte y cualquier cosa puede ocurrir", asegura, feliz, Martin, el gran orgullo de la familia Sinclair.