Lo esencial en la vida y en los Juegos Olímpicos no es haber vencido, sino haber luchado bien". Es el lema de los Juegos Olímpicos, firmado por su fundador, el barón Pierre de Coubertin. Aunque bien podría ser el lema del equipo olímpico palestino.
La preparación de los cinco atletas que representarán a Palestina en los juegos ha transcurrido entre check points, muros, bloqueos, escasez de instalaciones deportivas -e imposibilidad de construirlas-, falta de recursos logísticos y económicos y demás consecuencias de la ocupación israelí bajo la cual habitan. A pesar de ello, y por primera vez en la historia, uno de ellos, el judoca Maher Abu Rmeileh, ha conseguido la clasificación para unos Juegos por sus propios medios. Los otros cuatro, dos nadadores y dos atletas, acudirán a la cita invitados por el Comité Olímpico Internacional (COI), al igual que otros atletas del mundo cuyos países no poseen los medios suficientes para clasificar a sus deportistas.
Todavía sin el estatus de Estado, Palestina presentará a cinco deportistas que no sólo cumplirán el sueño olímpico de todo deportista, sino que además podrán probar la sensación de pertenecer a un país independiente, con su bandera, su himno y los mismos derechos y deberes de cualquier otro participante.
JUDO POR BANDERA Los dos hijos del judoca palestino Maher Abu Rmeileh, de 4 y 6 años, llevan dos meses presumiendo de padre en el colegio. Decenas de cuadernos, cámaras de fotos y de televisión comenzaron a desfilar ante susl pasado mayo, Maher recibiese la llamada de su entrenador: "Ven a verme. Trae dulces y no preguntes nada más", le dijo. Había conseguido los 20 puntos necesarios para la clasificación a los Juegos Olímpicos y se convertía en el primer deportista palestino en lograrlo. Durante la ceremonia de apertura, fue él el que portó la bandera de Palestina. "Era el sueño de toda la familia; mi padre, que fue mi primer entrenador, se abofeteaba para creerse que estaba despierto".
Maher se levanta todos los días a las 5.00 de la mañana y divide su tiempo entre su preparación deportiva, su mujer e hijos y su turno de tendero en una pequeña tienda de pañuelos, sustento de su familia, situada en la ciudad vieja de Jerusalén. Entrena en un club de barrio de la parte este de la ciudad, un espacio multiusos lleno de sillas apiladas, sin aire acondicionado y con un escenario al fondo, cuya parte trasera del telón utilizan él y los demás judocas como vestuario. "El espacio limitado afecta a la técnica; el tapiz reglamentario es de 12x12 metros, mientras que aquí solo tengo 8x10, y tengo que tener cuidado para no estampar a mi contrincante contra la pared o las sillas".
NADADORES EN EL DESIERTO ¿Cómo decide un deportista dedicarse a la natación en pleno desierto y bajo las restricciones de un país ocupante que impide la construcción de piscinas? En el caso de Ahmed Gibril, uno de los nadadores, la respuesta es tan sencilla como amarga: no estando allí. Ahmed nació, creció y entrenó en Egipto. Hijo de refugiados palestinos de la guerra de 1948, posee la nacionalidad palestina y nadará en Londres por su país, a pesar de que nunca ha obtenido los permisos israelíes necesarios para poner un pie sobre él. El estatus de refugiado de Ahmed provoca que no tenga los mismos derechos políticos que los egipcios, pero, como suele suceder, el deporte le hizo igual a los demás cuando accedió al club Ahli, el mejor del país. Sin embargo, los disturbios derivados de la revolución egipcia y los constantes cierres de las instalaciones le llevaron a aceptar una beca en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona (CAR), donde entrena, junto a Erika Villaécija entre otras, desde marzo. Ya experimentado en convertir en ventajas las adversidades, sostiene que "ya no tengo miedo, la situación me motiva en la piscina para intentar ser mejor que los israelíes".
La que sí ha lidiado con los problemas de la ocupación en Palestina es la nadadora Sabine Hazboun, benjamina y representante cristiana de la expedición. Belén, donde ella vive, es el único lugar de Palestina donde existe una piscina deportiva cubierta que, aunque solo mide 25 metros, se puede utilizar todo el año. "Hay piscinas olímpicas en Jerusalén, pero Israel no nos da los permisos para acceder a ellas; y aunque lo hiciese, entre muros y check points perdería demasiado tiempo en ir y volver."
Sabine entrena también en el CAR barcelonés desde septiembre del año pasado, todo un cambio después de pasar años entrenando tres o cuatro días a la semana con una decena más de compañeros. Ambos han sido supervisados por el ex nadador olímpico catalán Joan Fortun y agradecen la gran oportunidad que supone tener a su alcance la tecnología deportiva más avanzada. Ahora, la prioridad de Sabine es "hacerlo lo mejor posible para que mi país esté feliz conmigo y para poder seguir entrenando en Barcelona".
Atletas CON PRISA Palestina llegó a un acuerdo con Catar para enviar a allí a sus atletas a realizar un entrenamiento intensivo de tres meses de cara a los Juegos de Londres. Antes de ello, Wurud Sawalha era entrenada por su padre o su profesor de universidad en los descampados alrededor de Nablús. Mientras, Bahaa Al Farrah, procedente de Gaza, dedicaba unas horas al día a correr por la orilla de la playa, el único lugar no edificado de la franja. "Mi grupo llegó a clasificarse para campeonatos en otros países árabes pero, debido al bloqueo, muchas veces nos quedamos encerrados y no acudimos", cuenta el atletista. La espectacular mejora en los tiempos de Wurud, que pasó de correr los 800 metros en cuatro minutos en Palestina a 2.42 en Catar, le hace lamentar la situación del lugar donde vive, pero también ser crítica con el propio Comité Olímpico Palestino: "En tres meses no nos podemos preparar para unos Juegos; deberían habernos avisado antes".
El hecho de correr ataviada con la tradicional vestimenta islámica no le supone ningún problema: "Estoy orgullosa y espero con ello mandar un mensaje de ánimo a todas las chicas musulmanas que quieran iniciar una carrera deportiva. Yo soy la prueba de que se puede".
Después de todo el camino recorrido para llegar hasta los Juegos Olímpicos de Londres, Bahaa espera que el COI se dé cuenta de que, "si contásemos con una cuarta parte de las oportunidades que tienen el resto de atletas del mundo, podríamos alcanzar un gran nivel de competición. Por eso, pedimos a los responsables internacionales que nos proporcionen más recursos."