CUANDO miro la diana sobre la que tengo que disparar no distingo con nitidez los límites de los distintos colores que la componen. Para que se me pueda entender, para mí es como si hubiesen tirado al agua pintura de distintos colores. Los veo borrosos, como si estuviesen mezclados". Así de gráfico es el arquero surcoreano Im Dong Hyun cuando explica lo que siente cuando se coloca, provisto de arco y flechas, a 70 metros de su objetivo. Im se convirtió ayer en el Lord's Cricket Ground en uno de los nombres propios de la jornada olímpica al batir la plusmarca mundial de 72 flechas que él mismo ostentaba desde el Campeonato del Mundo de Antalya del pasado 2 de mayo. De los 720 puntos que suponen la perfección absoluta, este arquero de 26 años sumó 699, mejorando en tres puntos su récord. El hecho de que se derribe una plusmarca siempre es noticioso, pero lo que convierte en extraordinario su logro es un detalle crucial para la práctica de un deporte como el suyo: es ciego.
Dong Hyun fue declarado legalmente ciego antes de cumplir los 20 años, pero ello no le ha impedido brillar sobremanera en el tiro con arco. En la clasificatoria de ayer demostró que es el gran favorito para ganar el oro en la prueba individual y sumarlo así a los dos metales dorados que se colgó al cuello en Atenas'04 y Pekín'08 en la modalidad por equipos. Sus limitaciones son plausibles atendiendo a los parámetros médicos. En su ojo derecho tiene una visión de 20/100 (desde una distancia de 20 metros ve lo mismo que una persona con vista perfecta desde 100) y en el izquierdo es de 20/200. ¿Y cómo una persona con semejante tara puede convertirse en recordman mundial en una disciplina en la que la vista es incluso más importante que el pulso? La respuesta es el trabajo, la constancia y una impresionante capacidad de adaptación a las nuevas y adversas circunstancias.
Dong Hyun empezó a practicar el tiro con arco a la edad de diez años, cuando un profesor de su colegio, en Cheongju, le reclutó tras verle jugar en el patio con uno de juguete. No tardó en convertirse en una gran promesa en un país en el que esta modalidad deportiva goza de numerosos practicantes, pero en su adolescencia, cuando era ya miembro del equipo internacional, comenzó a perder visión. "Llegué a probar a disparar con gafas durante meses, pero no me sentía nada cómodo. Mi problema de visión no se puede solucionar así, no es que padezca una simple miopía. ¿Operarme? La verdad es que no he pensado en ello. Hasta el momento mi carrera no ha ido nada mal y puedo decir que, para mí, ver la diana o no verla es exactamente lo mismo", aseguraba hace meses en una entrevista concedida al diario inglés The Telegraph.
El arquero surcoreano ha sustituido su falta de visión con una extrema sensibilidad cada vez que coge el arco entre sus manos y con unos exhaustivos entrenamientos en los que trabaja hasta el límite su posicionamiento ante la diana y todos los grupos musculares que su cuerpo pone en funcionamiento en la competición, desde que coloca la flecha en el arco hasta que tensa la cuerda para dispararla. "El tiro con arco requiere una gran sensibilidad muscular. Cuando estaba en el colegio solía jugar al fútbol y me gustaban los deportes físicos, pero desde hace ya muchos años intento evitar todos los deportes en los que desarrollo músculos que no necesito para el mío. Teniendo en cuenta mis taras, creo que tendrían un efecto negativo en mis lanzamientos", asegura, al tiempo que reconoce que el sistema que utiliza para apuntar es "muy sencillo. Me limito a concentrarme en el puntito amarillo que distingo en la lejanía. Si no fuera capaz de distinguir los colores, entonces sí que tendría un enorme problema".
Perder contra el 'chico ciego' A lo largo de su exitosa carrera, Dong Hyun se ha encontrado por el camino con todo tipo de rivales, desde aquellos que han alabado sus éxitos y su capacidad para sobreponerse a sus deficiencias visuales hasta aquellos que se han reído de él, eso sí, antes de caer posteriormente derrotados. "Alguna vez tuve que escuchar comentarios despectivos de rivales que se quejaban por haber perdido contra el chico ciego, pero la verdad es que no le doy mucha importancia a esas personas. Lo único que han logrado es que la confianza en mí mismo y mi fortaleza mental hayan salido fortalecidas", reconoce. De todas maneras, la reacción más habitual entre sus rivales es la de sorpresa. "Es increíble, tiene una visión de un diez o un 20 por ciento menos", señalaba ayer mismo, incrédulo, el director deportivo de la Federación Alemana de Tiro, Heiner Gabelmann.
Pese a su actual estatus de estrella internacional y doble medallista olímpico, botín que aspira a aumentar en Londres, Dong Hyun también pasó por momentos complicados. "A los 15 años quise dejar este deporte. No paraba de entrenar y no conseguía sobresalir entre mis rivales. Era un arquero más y estuve muy cerca de dedicarme a otra cosa", recuerda. Entonces, recibió un consejo paterno que jamás ha olvidado y al que se ha mantenido siempre fiel: "Has sido arquero durante cinco años y eso es mucho tiempo en la vida de una persona como para abandonarlo todo. Intenta recordar lo que sentiste la primera vez que disparaste una flecha con un arco y vuelve a disfrutar". A partir de entonces, su carrera se disparó hasta convertirle en toda una personalidad en Corea del Sur y en un deportista reconocido a nivel internacional por su capacidad para derribar barreras. "Adoro este deporte y mi pasión por él crece en cada entrenamiento. Ver cómo la flecha sale disparada del arco es una sensación fantástica", asegura Im Dong Hyun, el hombre que ha demostrado que en el país de los arqueros un ciego puede ser el rey.