La natación se ha humanizado en los últimos tres años. Los Juegos Olímpicos de Pekín asistieron a la exhibición fuera de límites de Michael Phelps y los Mundiales de Roma del año siguiente fueron el sumum. Prueba sí, prueba también, casi cada día, cayeron récords del mundo que siguen vigentes. La causa estaba en aquellos bañadores mágicos de poliuretano que, en cierta manera, falseaban el resultado del esfuerzo de los nadadores. Algo tuvieron que ver porque desde que la Federación Internacional los prohibió tras aquella orgía de marcas universales de 2009, solo se han batido dos, como queda registrado en la tabla adjunta: el chino Sun Yang en los 1.500 libre y el estadounidense Ryan Lochte en los 200 estilos, ambos en los Mundiales de Shangai de 2011, la última cita que midió a los estrellas de la piscina. Los expertos aseguran que se volverán a batir marcas sin un piel añadida y Londres puede ser el lugar para demostrarlo.
El Aquatics Centre, diseñado por la arquitecta Zaha Hadid, abrirá sus puertas el sábado para nuevas hazañas, más humanas, pero igual de gloriosas para sus autores que las del Cubo de Agua de Pekín. Michael Phelps persigue el legado de 18 medallas olímpicas de Larysa Latinina antes de abandonar para siempre la natación y uno de los que tratará de impedirlo es su amigo Ryan Lochte, con el ya peleó en los trials estadounidenses y que también nadará siete pruebas. El propio Phelps demostró ser un deportista de rasgos humanos cuando pasó tres meses sancionado por uso de estupefacientes. Pese a la exigencia de su nuevo empeño, la presión que siente en estos días es ninguna.
Cuando Phelps, que ya se entrena en Londres, salta a la pileta, disfruta con su poderosa brazada y su inexorable avance en el agua. "Solo tengo miedo a dos cosas: las serpientes y las alturas. Ryan (Lochte) no es una serpiente, al contrario nos lo pasamos muy bien juntos, y me parece que yo soy más alto que él. Así que no estoy preocupado", ha afirmado el Tiburón de Baltimore durante la concentración estadounidense en la localidad francesa de Vichy.
Allí ha reforzado el concepto de equipo y ha soltado tensión la selección que domina el medallero de natación desde 1992. Al margen de Phelps y Lochte, el espaldista Matt Greves o el velocista Cullen Jones son otras buenas opciones de medallas de Estados Unidos en las pruebas masculinas.
Alemania y Australia, otrora acaparadores de medallas en la piscina, están ahora un paso por detrás, pero cuentan con individualidades destacadas como, respectivamente, Paul Biedermann, especialista y recordman mundial en los 200 y los 400 estilo libre, o los bracistas Brenton Rickard y Christian Sprenger, además de James Magnussen, conocido en Australia como el misil, el hombre que más rápido ha nadado los 100 libre sin un bañador mágico y campeón del mundo en una distancia en la que nadará otras de las estrellas de los Juegos, el brasileño César Cielo, vigente campeón olímpico de la distancia inferior y plusmarquista mundial de los 50 y los 100 metros libre.
En la misma prueba, los 100 espalda, Liam Tancock representa la esperanza de los anfitriones y Camille Lacourt la de los franceses, una vez que Alain Bernard solo ha podido entrar en el equipo de relevos. Otro galo, Yannick Agnel, ha nadado un segundo más rápido que Phelps en los 100 libre y, por tanto, debe ser tenido en cuenta. Aschwin Wildeboer es la baza de los españoles en ausencia de Rafa Muñoz que aún posee el récord mundial de 50 mariposa.
El japonés Kosuke Kitajima domina el ranking mundial en la braza y el chino Sun Yang ha sido el más rápido del mundo este año entre los 400 y los 1.500 metros y también puede hacer acopio de medallas, con la competencia del italiano Gregorio Paltrinieri, en el Aquatics Centre.
varias opciones entre las chicas La natación femenina carece de una figura mediática del nivel de Michael Phelps. Quizás la italiana Federica Pellegrini, una sex-symbol que no elude aparecer en las revistas del corazón, podría ocupar ese espacio, pero la actual campeona olímpica de 200 libre se ha tomado el año con tranquilidad en cuanto a marcas y su rendimiento es imprevisible, como su cabeza y su corazón.
Las opciones de medallas femeninas están muy repartidas. La catalana Mireia Belmonte nadará seis pruebas, pero no en todas con opciones de subirse al podio y aumentar la cuenta de tres medallas olímpicas de la selección española. En la prueba de 400, se encontrará con una de las esperanzas de los anfitriones, que mirarán a la pis0cina en busca de Rebecca Adlington, la campeona olímpica y mundial de 400 y 800 metros libre que quiere repetir en sus Juegos.
Estados Unidos también presenta un poderoso equipo femenino con algunas de las mejores del año: Missy Franklin, en 100 y 200 espalda, Rebecca Soni en 100 y 200 braza, Dana Vollmer en los 100 mariposa, Allison Schmidt y Elisabeth Beisel en las pruebas de estilos.
Muchos países poseen candidatas a medallas. Así, pueden brillar la holandesa Ranomi Kromowidjojo en las pruebas de sprint, la francesa Camille Muffat -ante la incógnita de Laure Manaudou- en los 400 libre, la rusas Anastasia Zueva y Yulia Efimova en los 50 espalda y braza, respectivamente, la danesa Jeanette Ottesen en los 50 mariposa o la japonesa Natsumi Hoshi en los 200 mariposa. Suecia presenta a Sarah Sjoestroem y Therese Alshammar y España, al margen de Belmonte, confía en Duane da Rocha o Melanie Costa para, al menos, acumular finales.
Porque la natación, además de humanizarse, se ha democratizado y globalizado, lejos del dominio absoluto que hace unos lustros ejercían las atletas de la Alemania del Este. Britta Steffen, campeona olímpica en 50 y 100 libre, es la única nadadora germana con presencia en los puestos altos del ranking mundial y tampoco otra potencia como Australia puede presumir de garantía de medallas y presenta a Stephanie Rice, campeona olímpica en 200 y 400 estilos, como su más firme opción de podio.
Fuera de la piscina, Hyde Park, uno de los lugares emblemáticos de Londres, acogerá la prueba de 10 kilómetros en aguas abiertas donde no estará la brasileña Anna Marcela Cunha, lo que abre opciones a la catalana Erika Villaécija ante rivales como la británica Keri-Anne Payne, campeona del mundo. Entre los hombres, Spyros Gianniotis llega como favorito.