Foix. En el ciclismo mundializado, el de los nuevos mercados por conquistar y el apetecible pastel de la primaveral China, el de la anglosajonización completada en este Tour con el asalto al poder del ciclismo británico que representan el Sky y su visión moderna, tecnológica, científica e innovadora de hacer las cosas, las bacas, las parrillas de hierro que llevan los coches para colocar las bicicletas, se hacen en Tolosa, en la herrería Arribe, donde se han hecho toda la vida. "Las llevan Euskaltel y los equipos de casa como el Caja Rural. También el Sky, Europcar, GreenEdge, Saxo…", dice Martín Azurmendi, que es navarro, de Arribe precisamente, y por eso le puso ese nombre a la herrería cuando la abrió hace 27 años en Tolosa.
Desde entonces, también, casi tres décadas, lleva fabricando las parrillas de hierro. Las primeras, de todas maneras, eran para él, para sus chicos de la escuela de ciclismo de Oria. Así empezó, desde la base. Luego, fue creciendo. En los 80 y los 90, con el Kaiku y el Caja Rural profesional, el de Marino y Txomin Perurena, al que también equipaba los camiones. "Y el autobús de la Once, que fue el primer equipo en tener uno". Ahora, medio pelotón del World Tour encarga a Martín, que patentó también hace años la pinza que agarra el tubo de la bicicleta para sujetarla, que le fabrique y coloque las bacas de siempre sobre sus modernos coches de ahora. Euskaltel-Euskadi, Caja Rural… "Pero, sobre todo, los equipos de fuera".
Entre ellos el Sky de Bradley Wiggins, el líder del Tour. Los dos Jaguar que estrena el equipo inglés en la carrera francesa, un nuevo modelo de la firma británica, están dotados de su creación. Como cada una se adapta a la marca y modelo de coche, Martín tuvo que viajar este año a la sede de Jaguar en Birmingham para tomar medidas a lo que aún era un modelo en chasis. "Yo siempre les pido que me traigan el coche para poder trabajar sobre algo real y poder ajustar la parrilla al techo. Esta vez les dije lo mismo, pero me explicaron que estaba aún en construcción y que tenía que viajar yo allí. Me lo pagaron todo. Estuve una hora en la fábrica tomando medidas y regresé a la herrería". Cuando acabó las dos bacas para los Jaguar, le pidieron desde Inglaterra que viajase con ellas y las colocase él mismo. A eso, dijo que no. "Era poner seis tornillos, media hora de trabajo. Les pedí que lo hiciesen ellos, pero que si había algún problema, que me llamaran e iría". No lo hubo y ahora trabaja en otras dos piezas para montarlas en otros dos Jaguar que estrenará el equipo en la Vuelta. De cara al invierno tiene una decena de encargos de los ingleses.
También los coches del Astana han pasado por la herrería de Tolosa. Y los del GreenEdge. Dos de las parrillas de Martín las llevan los coches que el equipo australiano tiene permanentemente en Australia, además de los once vehículos que mantienen en Europa. Con el Europcar, antes bajo otra denominación, trabaja desde hace cuatro años, pero ha tenido que renovarles todas las piezas porque el equipo cesó su relación con BMW y lleva ahora Renault. Tenía que adaptarlas.
El restaurante de Contador De adaptarse, o sucumbir, va su historia. Ligado al ciclismo por pasión, Martín desvió parte de su negocio al deporte de la bicicleta. De octubre a abril, partía la empresa. La mitad, dos o tres personas, estaban dedicadas durante ese periodo exclusivamente a trabajar con las parrillas y algunas furgonetas y camiones pequeños, sobre todo para equipos aficionados, y el resto, se centraba en la forja y la decoración. "Pero como eso se ha venido abajo y ya no hay encargos, la empresa está centrada en el ciclismo. No hay otra cosa. El 95% de los trabajos que realizamos son para equipos ciclistas. Y el 85% de ellos, son pedidos del extranjero". Supervivencia en tiempos de crisis. De ahí nació su última creación.
Fue un trabajo faraónico para el Saxo Bank de Bjarne Riis y Alberto Contador. "Me encargaron un camión-cocina que es una exageración". Tardó en hacerlo dos meses y cinco días, diez menos de lo que necesitaba, porque desde Dinamarca le apretaron para que lo tuviera listo antes del Tour. "Era la primera vez que hacía una cosa así de manera integral. Antes, había montado cosas más pequeñas, como el camión de la Federación o algunos equipos aficionados, pero esto era algo diferente". La cocina está montada en el interior de un camión MAN 18.340 automático, cuesta 230.000 euros y Martín dice que "muchos restaurantes desearían tener algo así".
La joya de la cocina es un horno doble de vapor con capacidad para cocinar a la vez para veinte personas, aunque a Hanna, la chef danesa que lo gestiona, lo que le parece más maravilloso aún que todo eso es que se limpia solo, "sin que yo tenga que mover un dedo salvo para apretar un botón". Hanna está en una nube en el nuevo camión que ha sustituido al anterior que ahora tiene el Omega Pharma. "Este es más grande, nuevo y mejor". Tiene dos neveras y un congelador industrial, lavavajillas, una placa vitrocerámica con cinco fuegos, un depósito de agua potable de 1.300 litros y otro de agua sucia de 1.000, trituradoras, cortadoras, una máquina de helados… "Y todo", dice Martín, "se puede encender a la vez porque tiene un generador de 40 kilovatios, que es más del doble de lo que poseen los demás camiones-cocina que hay ahora en el ciclismo".
Antes de que comience la Vuelta, el restaurante de Contador volverá, para someterse a los últimos ajustes, a su casa de Tolosa, donde se hacen las bacas de toda la vida que siguen llevando los equipos modernos que han inventado el nuevo ciclismo.