Felix Levitan, el terrible director del Tour desde principios de los 60 hasta finales de los 80, llamó esa noche al patrón del Faema, el equipo de Merckx, y le dijo que o volvían de inmediato al hotel que les había asignado la organización o podían irse olvidando de seguir en carrera. De madrugada, tuvieron que dejar sus confortables camas para regresar a las habitaciones de las que habían huido por indignas. El Tour no ha cambiado tanto. Hace un par de años Armstrong colgó en Twitter una foto de la habitación que le había tocado esa noche. Era un cuarto pequeño, oscuro y con literas. Allí durmieron. Si algo es el Tour, es democrático. Iguala a estrellas y gregarios. A Samuel, como a todos los demás, le ha tocado pasar algunas noches con los muelles clavados en las costillas, o engullidos por un colchón de mantequilla, o tiesos como un palo sobre uno de mármol. "Nadie se imagina los lugares en los que hemos tenido que dormir. A veces, me gustaría poder llevarme el colchón de mi casa", dice el líder de Euskaltel-Euskadi, que, a falta de colchón, jamás viaja sin su pequeña almohada. "Algo es algo". En el Tour, cada detalle cuenta.

A Samuel, en realidad, le gustaría dormir en el Tour como duermen los corredores del Omega Pharma-Quick Step, sobre sus colchones, como en casa. Uno de los patrocinadores del equipo es Innergetic, una empresa belga que fabrica colchones y almohadas y ligada al equipo desde los tiempos de Bettini, hace ya ocho años. En una ágil maniobra comercial, la compañía decidió que sus ciclistas durmiesen cada día sobre el mismo colchón, el suyo. Así que un grupo de empleados corre todos los días por delante del Tour con nueve colchones a cuestas. Los desmontan por la mañana, cuando los ciclistas se marchan a la salida, y los vuelven a colocar en el siguiente hotel. Cuando los corredores llegan por la tarde, agotados, se desploman sobre la huella de su propio cuerpo. Es uno de esos colchones modernos de Latex con memoria que, en su ausencia, recuerda la forma del cuerpo.

"Ya me gustaría a mí correr el Tour así", dice Samuel, uno de los que metódico, piensa que la llave del éxito es la del cuidado milimétrico de los detalles.

Chavanel, uno de los corredores del Omega Pharma del que se espera que hable maravillas del método, lo hace, efectivamente, y habla de lo fundamental de un buen descanso en una carrera tensa, histérica y agotadora como el Tour, donde apenas se puede recuperar y una mala noche se arrastra por las carreteras de Francia como la bola de hierro de un condenado. "Lo de los colchones puede parecer algo comercial, ¿pero hay algo mejor que poder dormir como si estuviésemos en nuestra propia casa independientemente de cómo sea la habitación del hotel?", dice, y explica que todos los corredores del equipo tienen montados en las habitaciones de sus casas el mismo colchón que Innergetic les ha traído al Tour. "Tiene las mismas características". Confortables, con un sistema de retorno de energía, ventilan… "La cosa es", cuenta Boonen, que no está en el Tour pero conoce los beneficios del colchón; "que uno se acuesta molido y a la mañana siguiente han desaparecido los dolores. Te levantas recuperado". El buen descanso es un milagro.

Otros equipos no cargan con colchones ni almohadas, pero sí llevan su propia cocina a cuestas. Son unos cuantos los que tienen un camión preparado para cocinar, pero el más moderno y reciente es el del Saxo Bank-Tinkoff, el equipo de Alberto Contador, que escarmentado por el asunto del solomillo de hace un par de años, prefiere manipular él mismo sus propios alimentos. Y con él, ausente en el Tour, todo su equipo.

Euskaltel-Euskadi no tiene cocina, pero sí un magnífico cocinero que cuida la alimentación de los chicos. Y tampoco van por Francia con cargados con colchones, pero llevan 65 litros de vino de la bodega Ostatu, que prometió regalar en caldo el peso del corredor que ganara una etapa en el pasado Tour de Francia. 65 eran los kilos de Samuel Sánchez cuando se coronó en Luz Ardiden. A falta de colchón, el conjunto vasco podría decir que, con dos copitas de vino por la noche, también se duerme a pierna suelta.