Vitoria. Paciente pero firme. Sigiloso y contundente a una vez. Las maneras de Josean Querejeta deben extrapolarse al que de sde hace, más menos, una semana es su brazo armado a la hora de confeccionar la plantilla del Deportivo Alavés, el riojano Javier Zubillaga, quien ayer tomó su primera decisión prescindiendo de cinco de los seis jugadores del plantel con contrato en vigor. Rubén Palazuelos ya está, oficialmente, fuera de la disciplina alavesista. En los próximos días se negociará con Sendoa, Casares, Azkorra y Alex Vallejo con el objeto de que sigan idéntico camino.
Los futbolistas atados a la entidad albiazul de manera contractual podían imaginarse en el lúgubre Whitechapel en vez de en el floral Paseo de Cervantes al ir camino del estadio donde han desempeñado su labor hasta hace bien poco. Que se sepa, ni Rubén Palazuelos, ni Sendoa Aguirre, ni Javi Casares, ni Gorka Azkorra ni Álex Vallejo habían recibido notificación alguna acerca de su situación, que se suponía mejor al del resto de la plantilla, hasta anteayer. Pero los acontecimientos se han precipitado de manera vertiginosa, al menos, en lo que concierno a estos deportistas, todavía con un vínculo contractual on el club que gestiona Josean Querejeta desde la fundación Saski Baskonia.
Para vertiginoso, el caso de Rubén Palazuelos. Llegado en el pasado mercado de invierno, procedente de la liga escocesa, el cántabro parecía un refuerzo de lujo para la medular albiazul. Los primeros encuentros con la zamarra babazorra evidenciaron tanto un alarmante defícit en su condición física como la veteranía de un medio de contención espigado, acostumbrado a jugar en largo; con virtudes para la categoría, vaya. Si bien es cierto que nunca llegó a adaptarse como se hubiera deseado, también es de justicia destacar que el tiempo es el mejor aliado para estas permutas.
También llama la atención el querer prescindir de un hombre de la casa en plena fase de progresión como Alex Vallejo. El canterano, que la pasada temporada marchó cedido a tierras vizcaínas, al Sestao concretamente, era el icono de las pobres categorías inferiores alavesistas en lo que conciernen al sustento deportivo del primer equipo. De momento, el portero Sergio Herrera, el centrocampista Sergio Llamas y el jugador de banda Kevin Calle, todos ellos del filial, así como los centrocampistas del juvenil Einar Galilea y Ander Alday, serán los encargados de defender el fútbol base alavés en el primer equipo de la provincia.
Quizás extrañe menos la intención de suprimir los contratos de Casares, Azkorra y Sendoa. Este último, pese a haber comenzado la temporada por encima del resto, había acusado un pronunciado descenso en su rendimiento desde mitad de campaña. Sus 36 años son un debe para el deporte de élite. Quizás se le debió haber reservado más a menudo.
La campaña de Gorka Azkorra tampoco ha sido lo que se esperaba. El vizcaíno vino del Lugo donde había firmado una temporada excelente pero las lesiones y, en consecuencia, la intermitencia en sus apariciones han redundado en una decepción en torno a la figura del nueve que se presumía titular en este proyecto.
Pero, de entre este trío, sin duda, causa mayor estupor el hecho de prescindir de Javier Casares. El extremo andaluz ha sido uno de los jugadores más destacados del Alavés durante su estancia de tres años en Gasteiz. Es más, en más de un encuentro, Casares ha sido el faro único del ataque albiazul. Deberá buscarse un nuevo destino.
Por otra parte, el club indicó que Endika Garbiñan llega al club como adjunto a la dirección deportiva, y Jon Zabala será el encargado de entrenar a los porteros.