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Admiración, pero no referente

Simeone asume la enseñanza de Bielsa, pero su estilo de juego no sigue su patrón

Julián Goikotxeta

vitoria

hAN quedado en hablar como dentro de un mes, cuando la vorágine de la final comience a entrar en los anales de la historia para unos y el necesario olvido para otros. Es lo que tienen los partidos de cuajo. Abren heridas y pueden dejar secuelas, y mucha frustración, pero sobre todo requieren el poso del tiempo. Si necesitan mandarse algún mensaje, pues ahí está otro loco, el exportero Germán Burgos, que estuvo con el Cholo en el Atlético de Madrid en su etapa como jugadores y coincidieron con Bielsa en la selección argentina.

Diego Simeone, en su condición de entrenador joven y con una reputación aún por labrar, proclama su admiración por Marcelo Bielsa. Aunque tuvo otros enseñantes, pongamos que Carlos Bilardo, perteneciente a un modelo futbolístico bien diferente y que también le dejó su marca, Bielsa es el profe por excelencia, pero no su referente principal en la concepción del juego.

Ayer mismo otro ilustre pelotero argentino, Jorge Valdano, en unas declaraciones efectuadas a la agencia argentina Télam, habló de Messi, al que calificó como el primer genio del siglo XXI; destacó que el legado que deja Pep Guardiola es "la idea" y sobre todo se explayó sobre Marcelo Bielsa.

"Todo lo que hace Bielsa tiene una dimensión épica que ennoblece al fútbol". "Yo lo emparento a la palabra grandeza, que no es más que llevar las virtudes hasta el límite. Me hizo reconciliar con el juego", enfatizó Valdano.

El propio Bielsa afirmó el pasado jueves que frente al Atlético de Madrid intentará que sus pupilos desplieguen un juego similar al desarrollado en Manchester, el partido sublime, la cumbre del Athletic que ha amasado con sus manos, con el exclusivo fin de ganar.

Es decir, defenderse y atacar con el balón. La obsesión es la pelota.

"La posesión es un cuento que se ha vendido muy bien. Es una manera de ganar, pero no es la única", afirmó el Cholo Simeone a las pocas semanas de hacerse cargo de la dirección técnica del Atlético de Madrid en sustitución de Gregorio Manzano y refiriéndose, sobre todo, al estilo del Barça diseñado por Guardiola.

En el fichaje de Diego Pablo Simeone tuvo mucho que ver la faceta populista que buscó el club madrileño para aplacar las iras de su hinchada. Simeone es el claro reclamo colchonero, la añoranza por los tiempos de gloria del doblete alcanzado con Radomir Antic en la temporada 1995-96. En aquel equipo, el Cholo puso la garra, el espíritu de lucha, y eso fue lo que Miguel Ángel Gil Marín, el dueño del club, quiso comprar con su contratación.

la mezcla Simeone, confiesa, ha tomado referencias de Bilardo, Mancini, Basile y Bielsa, al que considera "un gran entrenador de campo", y sus primeras soflamas fueron las esperadas por la hinchada: "Aspiro a que seamos más contundentes", a la vez que lanzaba un mensaje a sus jugadores, "los débiles no me interesan", y ponía en claro su libreto: "Nosotros estamos equilibrados en las dos facetas del juego. Tenemos jugadores para poder mezclar posesión, equilibrio defensivo y contragolpe. Pero aspiro, eso sí, a ser más contundentes y más concretos". Simeone es muy consciente de que todavía es poca cosa como entrenador. Su carrera apenas balbucea y busca el éxito inmediato para aplacar su ego. Por eso no dudó en dejar plantado al Racing Club de Avellaneda en cuanto recibió la llamada del Atlético de Madrid durante el parón navideño. Pasado un tiempo prudencial, en la Liga tiene muy difícil alcanzar la meta perseguida, como es clasificar al equipo para la próxima Champions. Por eso necesita con urgencia el oropel de la Europa League, un título que deberá arrancar de las manos a su compatriota, el ilustre Marcelo Bielsa, con quien coincidió durante los seis años en los que dirigió a la selección argentina.

Ambos comparten una de las mayores frustraciones vividas por el fútbol argentino que, en plena depresión económica y moral, que tuvo su expresión en el corralito financiero, miraba hacia el Mundial de Corea y Japón, en 2002, como una vía para escapar de sus miserias con ese subidón que sólo el fútbol les podía dar. Tras una fase de clasificación arrolladora y un equipo cuajado de estrellas, Argentina acudió a la cita la gran favorita para llevarse el título, y no pasó de la fase de grupos.

Ganó a Nigeria, perdió con Inglaterra, empató ante Suecia y a casa. Bielsa y Simeone se reencuentran ahora en una gran final. Se conocen de sobra. ¿Ganará el maestro?

Marcelo Bielsa grita durante un partido del Athletic. Foto: zigor alkorta

'El Cholo' aún no es nadie en la profesión, pero sabe que ganar un título europeo y ante el 'profe' Bielsa lanzará su carrera

Ambos compartieron la gran frustración del Mundial 2002, donde Argentina, gran favorita, fracasó rotundamente

Simeone, durante el partido ante el Málaga, el pasado sábado. Foto: efe