Vitoria. La plantilla al completo del Real Madrid acudió en la tarde de ayer hasta la céntrica Plaza de Cibeles en un autobús descapotable que posibilitó que los miles de aficionados allí congregados a pesar de la lluvia que asoló la capital, pudieran rendir tributo a sus ídolos futbolísticos. Los futbolistas, entre ellos los canteranos que han participado con el primer equipo, y el cuerpo técnico con José Mourinho a la cabeza, divisaron a la diosa en torno a las 19.30 de la tarde, tras haber pospuesto la celebración a la tarde del jueves tras proclamarse campeón de la Liga por trigésimo segunda vez, después de vencer al Athletic en la noche del miércoles.

La comitiva blanca partió desde el Santiago Bernabéu, con todos los miembros de la expedición ataviados con banderas y bufandas blancas, amén de una camiseta conmemorativa del título y la sudadera del chándal madridista para resguardarse de la fina pero incesante lluvia. Especialmente curiosa resultó la estampa del capitán Iker Casillas, engalanado con una camisa de vestir, que añadió algo de glamour y distinción al autobús.

La llegada por la artería urbana de Madrid que es el Paseo de la Castellana, resultó más rápida de lo normal, puesto que el Ayuntamiento de la ciudad decidió instalar vallas a cada lado de la calzada para despejar el trayecto del autobús e impedir desgracias por amontonamientos entre una congregación de madridistas que se contaban en miles.

Al término de la rúa aguardaba una diosa Cibeles que ya recibiese al Madrid la temporada pasada para celebrar el título de Copa del Rey. La efigie lucía galas madridistas, con una pancarta en donde el nombre del club, el escudo y los patrocinadores oficiales aparecían estampados. Únicamente quedaba coronarla para completar la fiesta.

Iker Casillas, se aupó a la Cibeles para brindar a la afición el trigésimo segundo título de Liga. El guardameta mostoleño se subió, por segunda vez en su carrera en condición de capitán -tras la Copa obtenida en Mestalla hace un año ante el Barcelona-, a la efigie para anudar una bandera con el escudo del Real Madrid en el cuello de la diosa. Cuatro años después, la deidad blanca volvía a recibir a una plantilla campeona de la Liga.

Antes del momento cumbre de la celebración, el cancerbero fue aupado al cielo de Madrid por Granero y Arbeloa en una pasarela en la que los jugadores recibieron los parabienes de los aficionados, fueron vitoreados y botaron al ritmo que dictaba la megafonía. Minutos después, Casillas quiso demostrar ante todo el mundo la complicidad que mantiene con Cristiano Ronaldo, situándole en solitario ante las hordas de seguidores blancos que alentaron a sus ídolos.

Especialmente activos se mostraron el propio Casillas; Sergio Ramos, ataviado en todo momento con una bandera de España con la estampa de un toro; Higuaín, que se fundió en un sentido abrazo con Herrerín, mítico delegado de campo del Bernabéu; un campeón del mundo como Xabi Alonso, que aún no había saboreado las mieles del triunfo en la Liga; y una de las sonrisas del vestuario, Marcelo.