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Exhausto y con aparentes secuelas de la tremenda paliza física sufrida a lo largo de una final épica, David Merino, dueño y señor de la final, compareció ante los medios de comunicación abrigado por la felicidad que otorga la adjudicación de una txapela. "Estoy muy contento y feliz por el campeonato que hemos hecho y por haber podido jugar con Titín III, algo que para mí era un sueño desde pequeño", confesó el zaguero riojano antes de añadir que "quién me iba a decir a mí que iba a estar en esta situación hace diez años, cuando lo veía todo por la televisión". Una inmensa alegría por la victoria final en el Parejas que quiso dedicar "a la familia, amigos y toda esa gente que ha estado detrás de mi y apoyándome desde en los buenos y malos momentos". Y es que el camino de Merino II hasta la txapela ha sido tan corto en el tiempo como sufrido en el esfuerzo. Prueba de ello fueron las dos veces en las que el de Villar de Torre tuvo que retirarse durante la final de ayer a vestuarios para ser tratado de sendas sobrecargas padecidas durante el envite. "La primera vez entré porque observé síntomas de que se me podían subir los gemelos, tal y como me sucedió después, pero en ningún momento pensé que no podría acabar el partido", aseguró Merino, que reconoció haber sentido desde el principio del duelo la importancia que revestía el encuentro: "Noté desde el primer momento que no era un partido más y que las piernas no estaban como cualquier otro día, pero he sabido dosificar y he podido acabar el partido".

Y es que la afición riojana, trasladada en masa hasta el frontón Bizkaia de Miribilla, temió tras el 15-21 y durante unos instantes, que el zaguero riojano tuviera que verse obligado a abandonar antes de tiempo la final. Temores que se quedaron en aguas de borrajas cuando el pequeño de los Merino volvió a salir de los vestuarios para agarrarse con uñas y dientes a una txapela "para la que nadie nos daba como favoritos". Quizá por ello, por ser capaces de alzarse con un campeonato tan largo y sufrido, los ayer vestidos de azul saborearon al máximo la que supone la primera txapela para el de Villar de Torre y la cuarta en el Parejas para el delantero de Tricio.

titín, emocionado Con continuas miradas repletas de complicidad hacia su zaguero, Titín III no quiso dejar pasar la oportunidad de describir lo que significaba esta txapela, tanto para él como para David. "Para nosotros es una enorme alegría poder compartir una pareja totalmente riojana, que nunca había ganado en el Parejas. La afición riojana se merecía esta txapela y, personalmente, estoy muy contento de poder brindársela".

Palabras llenas de afecto y emotividad en las que no faltaron una referencia muy especial. Con su padre, ya fallecido, en el recuerdo, el de Tricio quiso dedicarle su nueva txapela en el Parejas: "Tengo muchos trocitos en los que dedicar esta txapela. A la pelota en general, a mi familia, a la afición, y sobre todo, a mi padre. Desde que falleció siempre le dedico los partidos y seguro que ha visto esta final desde ahí arriba".

Sobre David, su fiel escudero, remarcó que "ha estado inconmensurable y se merecía esta txapela. Es un gran deportista, un grandísimo pelotari y una buenísima persona. Es difícil poder describir con palabras la experiencia que ha supuesto compartir campeonato con él y todas las horas que hemos pasado juntos. Me lo he pasado muy bien, quizá demasiado", bromeaba el de Tricio preso de la más amable de las sonrisas. Y es que la ocasión no requería menor grado de satisfacción. Tras una final en el que "los zagueros han dominado sobre los delanteros", Titín reconoció haber terminado cansado el encuentro, aunque "seguro que menos que David". Un sufrimiento que, sin embargo, mereció y mucho la pena para el delantero riojano, que admitió que tanto él como Merino eran conscientes de lo duro que iba a resultarles abrazar la victoria final. "Sabíamos que iba a ser un partido muy duro y que íbamos a tener que sufrir para ganar, como así ha sido, pero al final hemos sido capaces de "cometer menos errores que ellos", señaló el cuatro veces campeón del Parejas, que junto a David Merino, volvió a inscribir con letras de oro su nombre en el campeonato.