Empecé a competir en cadetes y ya entonces salía de casa -Arespalditza- y me iba hasta San Cosme. Por ahí pasa la segunda etapa de la Vuelta al País Vasco que arranca en Güeñes. El inicio es nervioso y complicado. Después de San Cosme, la carrera se mete en un zona incómoda. La recompensa es el paisaje, tan bonito como desconocido para muchos. Camino de La Barrerilla la etapa corre por el valle de Aira. La impresionante sierra de Gorobel queda a la derecha. Es una zona rompepiernas, pero tranquila, apenas sin coches, ideal para andar en bicicleta. Siempre me he sentido un privilegiado por poder entrenar por este lugar. Por ese pasillo corre la Vuelta al País Vasco en los primeros kilómetros. Hacia Orduña. Y desde ahí, La Barrerilla, que no tiene la dureza del puerto de Orduña y es una subida ideal para el cicloturismo. Son cinco kilómetros sin grandes porcentajes. Lo malo de La Barrerilla es que no tiene descenso, pero esa pega queda compensada porque desde arriba la vista es impresionante. En los días claros se puede contemplar la Peña de Orduña, e incluso, fijándose mucho, algunos de los tramos del puerto de Orduña. De la cima de La Barrerilla se llega enseguida a Izarra, un buen lugar para darse un respiro. Hay una pastelería que tiene unas palmeras deliciosas. Y algunos bares para tomar un café. Nosotros solemos parar donde Javi, que es un auténtico chalado del ciclismo. Merece la pena visitarle. De Izarra se puede coger dirección Murgia para bajar por Altube y volver a Laudio o Amurrio. Es un circuito atractivo y muy llevadero. Pero la segunda etapa de la Vuelta al País Vasco no baja, sino que sigue recto hacia Gasteiz, un terreno más amable que invita al sprint.
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