Vitoria. Pocas resacas, en el sentido literal y metafórico, tan dulces habrán tenido los integrantes de la plantilla que ayer ocupaba portadas de medio mundo. Quizás suene exagerado. Quizás lo sea un poco. Pero si echamos la cuenta de la lista de hechos noticiosos que estos días tiene al Mirandés como protagonista, uno comienza a comprender de verdad la magnitud de la gesta llevada a cabo por el equipo castellano-leonés.
Fue el propio delegado del Gobierno en la comunidad autónoma, Ramiro Ruiz Medrano, uno de los primeros en felicitar a la entidad que comanda la tabla del Grupo II de la Segunda Divisón B. Asimismo, la famosa red social, Twiter, ubicaba la proeza mirandesa en cuarta posición mundial de sus ya ilustres Trending Topics (algo así como tema de moda). Del mismo modo, llegaron misivas múltiples de compañeros y rivales sobre el césped como la enviada desde las oficinas del Guadalajara, plantel que les privó, el pasado año, de competir el presente en categoría de plata cuando se encontraban a un sólo paso de lograrlo.
Pero en fútbol no conviene mirar atrás como explicaba el que fuera director técnico alavesista, el gasteiztarra Carlos Lasheras: "El fútbol dio el martes lo que nos quitó en la final del ascenso contra el Guadalajara pero sobre todo lo que nos colaron en Barcelona la semana pasada porque creíamos ser merecedores de un mejor resultado; por decisiones arbitrales y por los últimos minutos del partido, se nos fue".
Otro vitoriano y también exalavesista, César Caneda, tuvo el papel principal de la función. Como en una película de Hollywood, Caneda marcaba un tanto que perfectamente podría haber constituido uno de esos finales épicos tan del agrado de la industria del séptimo arte. El central alavés no fue consciente de la consecución del tanto hasta que "la gente vino a felicitarme". "Cuando la pegué intuía que iba dentro, pero vi al portero y pensaba que igual la paraba", confesaba el gasteiztarra.
Con los deberes hechos -deberes, controles y oposiciones, en verdad-, los mirandeses se sentaron frente al televisor ayer ataviados con bufandas del Athletic. Normal si tenemos en cuenta que más de la mitad de la plantilla del equipo es vasca y muchos de ellos con pasado en Lezama. Por no hablar de las facilidades que suponen ambos desplazamientos. De hecho, así lo confesaba el propio Caneda: "Por cercanía, por afición y por lo que nos pueden ofrecer en el estadio de San Mamés y además por toda la gente que vendrá aquí, preferíamos al Athletic".
Ahora el Mirandés jugará el último choque de esta Copa del Rey en casa pese a los cantos de sirena de clubes cercanos. "El socio quiere que se juegue en nuestro campo porque lleva años viniendo a Anduva y quiere vivir estos momentos históricos e irrepetibles en su campo", razona Lasheras. Sólo una afición experimentó semejante orgullo, la del Figueres en 2002. Pero no conviene inspirarse en un club que ahora, desaparición mediante, lucha por ascender a Tercera División.