NOvi Sad. La selección española de balonmano pondrá a prueba su condición de aspirante ante el rival más cualificado posible, la temible Francia, la vigente campeona olímpica, mundial y continental, en un duelo que determinará las auténticas posibilidades de España en un Europeo en el que sólo le vale el oro.

Y es que los de Valero Rivera han viajado a Serbia con un único objetivo, lograr la clasificación olímpica, algo que únicamente tendría garantizado de proclamarse campeón, o bien si llegase a la gran final, siempre que el rival fuese, como ocurrirá hoy (18.15) en su estreno, la selección francesa.

Un duelo en el que España se aferra a los últimos precedentes, para tratar de volver a sorprender a los todopoderosos galos, que han encontrado en la selección española uno de los pocos rivales capaces de entorpecer su camino hacia la leyenda.

Tal y como confirman los tres empates con los que se han saldado los tres últimos enfrentamientos entre ambos equipos, todo un "éxito", como señala el seleccionador español, cuando enfrente se encuentra el "campeón de todo"

Pero el ambicioso conjunto español no se contenta ya con más empates, máxime cuando un tropiezo ante los de Claude Onesta dejaría a la selección sin margen de error en una durísima primera fase en la que además de con Francia, la selección se medirá con potencias de la talla de Hungría y Rusia.

Un triunfo que la selección española confía en lograr gracias a su solvente defensa, la faceta donde más se nota la labor de Valero Rivera, y que mañana deberá rozar la perfección, si quiere contener el variadísimo juego ofensivo de conjunto francés.

Una selección que dispone de todas las armas posibles, desde los más temibles cañoneros como Accambray, que ya se encuentra perfectamente de las molestias que arrastraba en un dedo, o Narcisse, a los más sutiles artistas como el pivote Bertrand Gille.

Sin olvidar, como no, la presencia de Karabatic, el jugador total, que une a sus infinitos recursos ofensivos una fiereza defensiva, que le convierte, sin ninguna duda, en el mejor jugador mundial. Una fiereza defensiva que también caracteriza al equipo francés, que debe gran parte de sus éxitos a la infranqueable muralla que ha construido delante de Thierry Omeyer, el mejor guardameta del torneo.