Madrid. La selección española de balonmano ya se encuentra en Serbia dispuesta a lograr el único billete disponible para los Juegos Olímpicos de Londres, lo que obligaría a los de Valero Rivera a colgarse un oro por el que no pelea desde 2006, cuando conquistó en Suiza su tercera medalla de plata en la máxima competición continental.
Un reto mayúsculo, que pondrá a prueba la evolución del conjunto español, que no sólo deberá refrendar su excelente actuación en el pasado Mundial de Suecia, donde España cosechó el bronce, sino dar un paso más y superar el escalón que le separa de Francia y Dinamarca, las dos máximas favoritas.
Hungría, Rusia y, sobre todo, Francia, vigente campeona olímpica, mundial y continental, examinarán la solidez del conjunto español, que no podrá contar en Serbia con una de sus máximas estrellas, el portero Arpad Sterbik, intervenido recientemente de una pequeña afección cardiaca.
Ante esta baja, se necesitará de la experiencia de jugadores como Alberto Entrerríos o Iker Romero para superar una no menos durísima segunda fase en la que previsiblemente peleará con Croacia, Islandia y Noruega por un puesto en las semifinales.
Último paso antes de llegar a una final, que podría valer a la selección, siempre que el rival fuese Francia, para asegurarse el pasaporte a Londres sin necesidad de acudir a los preolímpicos, en los que España ya tiene plaza fija y como anfitrión, gracias al tercer puesto logrado en el Mundial.