JOSEBA Beloki, icono del ciclismo vasco, tres veces podio en el Tour de Francia, tuvo que enfrentarse a una situación tan pintoresca como desagradable el pasado lunes. El legendario corredor de la ONCE de Manolo Saiz, entre otros equipos, se vio obligado a ejercer de azote del crimen para evitar que un amigo de lo ajeno le robara la bici mientras él se encontraba trabajando, ejerciendo de comentarista en la retransmisión de la Vuelta a España de Radio Euskadi. El excelente estado físico del lazkaotarra, que a sus 38 años sigue en plena forma gracias a su participación en carreras atléticas, sobre todo maratones, frustró el éxito del ladrón, que huyó apresuradamente ante la reacción de Beloki.

Todo sucedió el lunes, durante la disputa de la segunda etapa de la ronda española. Beloki, que reside en Vitoria, acudió a seguir la carrera desde los estudios de Radio Vitoria, adonde llegó tranquilamente con una pequeña bicicleta de paseo. "Realicé una intervención en la radio y me giré sin más", rememora Joseba, que también cató podio, en este caso un tercer puesto, en la edición de 2002 de la Vuelta. Al girarse y dar de cara con las enormes cristaleras que cubren la fachada de la redacción de la radio pública, se encontró con todo el pastel: un tipo acababa de romper el candado con el que había atado la bici a un árbol y se estaba montando en ella.

Ni siquiera le dio tiempo a calzarse para salir a su paso. "Vi a un chaval espigado, alto, que se estaba llevando la bicicleta, y no me lo pensé. Tiré los cascos, que cayeron al suelo con el micro, y creo que también tiré la silla. Me presenté en la calle en nada", relata. El delincuente, en cualquier caso, tampoco parecía tener demasiada urgencia, más bien al contrario, por lo que facilitó su heroica defensa de lo propio. "Estaba actuando con una tranquilidad pasmosa. Crucé la calle sin mirar y salí a la carrera gritando. No se le veía demasiado hábil con la bicicleta; yo iba más rápido corriendo, y eso que iba descalzo", se felicita.

En vista de que un colérico y vociferante Joseba iba a alcanzarle, el ladrón optó por soltar el botín y continuar su huida a pie. El exciclista, ya con la bici en sus manos, pudo respirar aliviado. "No sé qué hubiera pasado si lo pillo. Yo no me he pegado con nadie en mi vida. Y ya ves que no soy gran cosa", bromea ahora. Sin embargo, no quiere banalizar el tema. En menos de un año le han robado tres bicicletas, una de su niña y "dos bastante buenas". Por eso, aunque la cosa quedó en nada, el ciclista justiciero no quiere parar hasta que se encuentre al tipo que se le escabulló el lunes. "Si endureciesen las sanciones, seguro que a muchos se les quitarían las ganas de robar bicis", asevera. Él, al menos esta vez, supo defender la suya.