MADRID. El técnico, que llegó en octubre de 2009 al club, con el que conquistó los títulos de la Liga Europa, el 12 de mayo de 2010 ante el Fulham (2-1), y de la Supercopa continental, el 27 de agosto del pasado año contra el Inter de Milán (0-2), cerrará su etapa en el Atlético al final de esta Liga, después de dos partidos más: mañana en casa ante el Hércules y dentro de una semana en Mallorca.
"Para mí (el encuentro de mañana) sí que será un día distinto, porque es mi último partido en el Calderón. Los atléticos me han dado todo el cariño, todo el apoyo, y en momento dificilísimos, si algo me ha sostenido por encima de cualquier otra cosa, han sido ellos", dijo.
"Ellos saben que para mí será un partido distinto y espero que nos centremos mucho en el partido y luego tenga la posibilidad de salir con la felicidad adecuada en un día que es realmente especial", continuó Quique, que, "en lo sentimental", espera "resistir" en su último choque en el estadio Vicente Calderón.
Quique, al mismo tiempo, advirtió de que no es el momento de hablar de las situaciones que han ocurrido durante esta temporada: "Ésta no es mi última rueda de prensa ni es mi último partido en el Atlético de Madrid (queda el del próximo domingo ante el Mallorca). Habrá tiempo, dentro de muy poco además, para dar agradecimientos, para hablar de las cosas y decirlas con absoluta normalidad".
En el choque de mañana el equipo rojiblanco se juega buena parte de sus opciones de finalizar la temporada en competiciones europeas, para lo que depende de sí mismo a falta de dos jornadas para la conclusión del campeonato.
"Quedan dos partidos y un objetivo, que es Europa. Y el objetivo es sagrado, porque hay que tener la memoria muy fresca", dijo, antes de recordar que por el Atleti han pasado "jugadores como Fernando Torres que se han ido sin saber lo que es Europa".