El mundo del deporte despidió ayer con enorme tristeza al cántabro Severiano Ballesteros, uno de los más grandes golfistas de todos los tiempos, con un palmarés repleto de récords, títulos y éxitos, y con que dio un nuevo impulso a su deporte, especialmente en Europa. Los restos mortales de Ballesteros, que falleció ayer en su localidad natal de Pedreña (Cantabria) a los 54 años, y después de luchar durante dos años y medio contra un tumor cerebral, serán incinerados en la más estricta intimidad de su familia, y el único acto público será el funeral que se celebrará el miércoles a las 13.00 horas en la iglesia parroquial de Pedreña. El golf pierde a uno de sus números uno de la década de los 80 y a uno de los jugadores modernos del Viejo Continente más laureado en los majors, sólo superado por el inglés Nick Faldo, con seis grandes, y como el que mayor número de triunfos posee en el Circuito Europeo, rozando el medio centenar, el último en 1995, en un Open de España, para un total de 87 conquistas. "Con Ballesteros se produjo la génesis del golf moderno, hizo que la bola hablase", aseguró durante la presentación de la autobiografía del cántabro el periodista Michael Robinson, nacido en Reino Unido, un país que siempre profesó desde todos sus niveles una admiración inconmensuable por Seve. Seguramente, porque el de Pedreña, que descartó el duro mundo de las traineras donde su padre Baldomero era una figura destacada, firmó en las Islas actuaciones memorables, como sus tres Abiertos Británicos (1979, 1984 y 1988), o sus gestas en la Ryder Cup con Europa ante Estados Unidos, un torneo muy apreciado por los británicos. Por eso también decidió allí, en el British Open 2007, anunciar que dejaba el golf, "la decisión más difícil" de su vida, meses después de haber intentado la aventura del Champions Tour, el circuito americano para veteranos, porque tenía ganas de "seguir luchando".
Trayectoria
Líder del British con 19 años
Una lucha iniciada desde pequeño, impulsado por su tío Ramón Sota, destacado jugador de la década de los 60 y principal baluarte familiar del golf, y apoyado por unas cualidades innatas. Explotó a mediados de los 70, cuando el juego era cosa de anglosajones, y en 1976 deslumbró en el Royal Birkdale, liderando el major británico durante tres días, pero finalizando segundo empatado con un mito como Arnold Palmer.
Ahí empezó su idilio con el British Open, que no culminó hasta tres años después cuando lo conquistó siendo el más joven hasta ese momento en hacerlo (22 años) y cuando ya estaba consagrado en el Viejo Continente, con tres de sus seis Orden de Mérito en su haber (1976-77-78). Un año más tarde, en 1980, amplió su palmarés con su primera chaqueta verde en Augusta. Era el primer europeo en enfundarse esa prenda, que se volvería a poner en 1983, cuando ya era considerado por muchos como el número uno. Sin embargo, España apenas conocía la figura de este cántabro, que tardó en encontrar el reconocimiento de su país para su persona y el golf. En 1984 y en 1988, sumó los otros dos Abiertos Británicos de su palmarés.
Seve también fue uno de los grandes líderes de la Ryder Cup, torneo donde ostenta varios récords. Así, con Europa, es el cuarto jugador en haber jugador más partidos (37) y en haber ganado más puntos (22,5), con un porcentaje de victorias cercano al 60%. Con su liderazgo y presencia, Europa conquistó las ediciones de 1985, 1987, 1989 (les favoreció el empate) y 1995, y su historial en la competición le sirvió para ser capitán de la edición de 1997, que también ganó Europa. El de Pedreña trabajó en sus últimos años de vida por intentar devolver al golf lo que éste le había dado. Con el deporte consolidado en España, y la aparición de nuevas figuras (Manuel Piñero, José María Cañizares o José María Olazabal), se dedicó a usar su prestigio y figura para extender el deporte, con iniciativas como el Seve Trophy, que imita el modelo de la Ryder y enfrenta a los británicos con el resto de europeos. "Lo de ser un deporte elitista ya pasó a la historia.
Es el tercer deporte de nuestro país y el que más dinero genera, está de modo y tiene un gran futuro. Debería ser el más apoyado porque es el que más dinero da, es una industria. Atrae turismo, divisas, ¿cuántas trae el fútbol?", subrayó Ballesteros en 2006. Todo ello deja a este magnífico jugador como uno de los más grandes de la historia del golf como bien comentó otro mito de este deporte, Arnold Palmer, en Severiano Ballesteros. Autobiografía: "Su lugar entre los mejores de todos los tiempos está asegurado".
Reacciones
Tristeza universal
Las reacciones al fallecimiento de Severiano Ballesteros se sucedieron ayer en todo el mundo, especialmente en España, Reino Unido y Estados Unidos, donde todos los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia. Especialmente llamativas fueron las muestras de dolor de los grandes golfistas de todos los tiempos, caso de Jack Nicklaus, Colin Montgomerie, Nick Faldo, Tiger Woods, etcétera... Dos de sus amigos más íntimos, Jose María Olazabal y Miguel Ángel Jiménez, participantes en el Open de España en El Prat, no pudieron evitar las lágrimas al conocer la muerte del cántabro. También los grandes del deporte español Miguel Induráin, Ángel Nieto o Rafa Nadal, entre muchos otros tuvieron palabras de elogio y de tristeza por el fallecimiento de Ballesteros.