Vitoria. Al término del Gran Premio de Australia, el mexicano Sergio Checo Pérez, séptimo clasificado, y el japonés Kamui Kobayashi, octavo, eran, sin duda, dos de las grandes sorpresas de la carrera, junto al ruso Vitaly Petrov. No obstante, la alegría apenas duró para los pilotos de Sauber, que cuando sus coches visitaron a los comprobadores no superaron las exigencias reglamentarias. Para el primero de ellos, el mexicano, debutante, una de las sensaciones de la parrilla, hubiera significado, a sus 21 años, ser el piloto número 59 en puntuar en su primera carrera en la Fórmula 1; el último fue Sébastien Buemi en 2009. Sí lo fue el escocés Paul di Resta.
En el proceso de mediciones posterior a la prueba se comprobó que los alerones traseros de los monoplazas C30 se excedían de las medidas permitidas. El flat que se mueve para dejar correr el aire por medio del alerón en las partes rectas del circuito era más plano que la curvatura exigida. Y es que, según el artículo 3.18 del reglamento, ninguna parte de las secciones longitudinales del alerón trasero en contacto con la corriente de aire externa puede tener un radio de curvatura mayor a 100 milímetros. Una actuación que incumplió las medidas básicas y ante la cual, el reglamento versa de exclusión. Y es que la maniobra de Sauber proporcionaba una mayor carga aerodinámica en el bólido, permitiendo alcanzar mejores registros.
Los automóviles de Sauber, que tiene previsto apelar la decisión, fueron investigados el pasado jueves y superaron la verificación de los inspectores de la FIA, así como la de los comisarios de carrera. Entonces, se da por sentado que las modificaciones en el alerón trasero se han introducido a lo largo del fin de semana.