El público del Buesa Arena habló y rugió como hacía tiempo que no recordaba. Ese ánimo se lo transmitió a los jugadores, que hicieron un derroche de fuerza e intensidad digno de mencionar. Quien hubiera pensado que por haber ganado el primer encuentro el segundo caería por su propio peso, estaba equivocado. Era verdad que de los cuatro partidos que había perdido el Maccabi fuera de casa en toda la temporada, dos de ellos habían sido contra el Caja Laboral. Uno en la fase de clasificación y otro el martes en los cuartos. Pero este Maccabi no tiene nada que ver con el que pasó por el Buesa a principios de temporada. Ahora sus piezas están mejor acopladas, con jugadores capaces de presionar en toda la cancha de forma ordenada y asfixiante; de hacer defensas zonales match-up que confunden al contrario; de salir al contraataque de forma explosiva, etc... El Maccabi tiene jugadores muy físicos y atléticos como Pargo, Hendrix, Perkins, Sofo o Eliyahu entre otros. Además en los dos partidos nos han demostrado que son muy competitivos y no se dan por vencidos hasta el pitido final. Sus variantes defensivas en el segundo tiempo dieron un mayor resultado y por ello los porcentajes baskonistas desde el perímetro bajaron.
A pesar de todo ese bagaje de virtudes del Maccabi, el Baskonia demostró tener mucho baloncesto dentro. Demostró que tiene mucho talento para el tiro y que con porcentajes del 50% en el triple puede ganar a cualquiera. Pudo jugar durante todo el partido con la tranquilidad de ir por delante en el marcador. A Teletovic le vienen bien estos partidos para darse cuenta que sobre una cancha de baloncesto se puede ser una pieza fundamental haciendo más cosas que tirar de lejos. Al igual que en el primer partido ayudó en el rebote, jugó de espaldas y cerca de la canasta cuando hizo falta, intentó defender las líneas de pase, etc.. Todos los jugadores en general aportaron de una u otra manera. Los cambios en ambos equipos eran constantes debido a la gran intensidad del encuentro, que requería mucho desgaste físico. En definitiva, un gran partido. La pena fue no ponerle la guinda cuando la victoria se podía oler.
Ahora con la última posesión del Maccabi habrá diferentes lecturas de la necesidad de haber hecho falta (ellos malos porcentajes de tiros libres). Como siempre, una vez visto es mucho más fácil tomar la decisión. La verdad es que son momentos de mucha presión y no siempre se toman las mejores decisiones.
A partir de ahora el Caja Laboral tiene varios temas a tratar: 1) si los 20 aficionados israelíes que visitaron Vitoria fueron capaces de enfrentarse a todo el Buesa Arena con cortes de mangas y gestos obscenos, qué no serán capaces de hacer en su terreno y con el pase a la Final Four como premio. 2) El meramente deportivo. Los jugadores de Blatt con esta victoria han visto la luz a la eliminatoria y en su cancha harán lo imposible para que no vuelva a Gasteiz. 3) Deberá contar que a la ULEB igual no le gusta mucho que 3 equipos de la ACB puedan clasificarse para la Final Four. 4) Y por último todos sabemos que el Maccabi tiene un gran peso específico en Europa. Además sus seguidores en grandes citas se mueven en masa, dan colorido a las gradas y dejan ingentes cantidades de dinero. 5) El Caja Laboral entre medias tendrá que afrontar un partido de Liga en Menorca contra un equipo que necesita la victoria como el comer. ¿No se hubiera podido cambiar de fechas con todo lo que se juegan los equipos ACB? Suerte que todavía todo el pescado no está vendido.