Pamplona. Joaquín Plaza tenía razón. Aimar Olaizola y Aritz Begino no son imbatibles. Pero quedaba un matiz por solventar, la demostración de que la afirmación del preparador de Titín era verdadera. Y fue el propio delantero de Tricio, en compañía de un inconmensurable Íñigo Pascual, el encargado de acabar con la condición de invictos de los líderes del Parejas. Caracolero y doblero se repusieron de un 6-14 adverso, después de un inquietante 20-21 que les puso contra las cuerdas y finalmente provocaron un error de Begino con el que conquistaron su cuarta victoria en el torneo para mantener intactas sus opciones de acceder a la liguilla de semifinales.
El Parejas es un campeonato de largo recorrido, como el encuentro de ayer. Titín y Pascual tardaron casi una hora y media en derribar la imbatibilidad de Aimar y Begino. Casi 90 minutos de extenuante esfuerzo, sobre todo por parte del zaguero de Abárzuza, que completó una soberbia actuación. Apenas cometió errores, devolvió pelotazos increíbles de su rival en la zaga (algunos desde el mismísimo rebote) y sujetó a su delantero, protagonista principal de la remontada. Titín firmó 13 tantos en juego en su igualada pelea con Aimar, al que le costó más de la cuenta desplazarse al ancho para aplicarse en tareas defensivas.
Inicio previsible Como Aimar y Begino alcanzaban la cita invictos después de solventar siempre con triunfo sus seis anteriores compromisos, su condición de favoritos parecía ineludible. Lo decía la cátedra, los aficionados y hasta los propios protagonistas del choque. Y el inicio del partido no invitaba a lo contrario. Un parcial de 0-4 de salida y la ventaja de ocho tantos que acumularon el delantero de Goizueta y el zaguero de Auza (6-14) superado el ecuador del encuentro hacián presagiar que la victoria caería del lado de los líderes. Pero ni Titín ni Pascual se resignaron. El caracolero se mostró más activo a partir de entonces y su compañero siguió a lo suyo, devolviendo con estoicismo todos los proyectiles lanzados por Begino.
Reacción definitiva Riojano y navarro trazaron las primeras líneas de su remontada puliendo de una tacada seis de los ocho tantos de renta de sus rivales (12-14). La primera aproximación la finiquitó un error del caracolero, que estrelló la pelota en la chapa por milímetros. Tan estrecho fue el margen, que Titín montó en colera con uno de los jueces -de igual manera que lo había hecho antes cuando estos dejaron sin señalar un pelotazo de Aimar al segundo bote y un remate del goizuetarra a la línea de contracancha-. Después, un soberbio derechazo de Begino y un sotamano de Olaizola II volvieron a poner tierra de por medio entre ambas parejas (13-17).
La verdadera reacción de Titín y Pascual llegó después. Primero para forzar la igualada a 17 y más tarde para poner la directa hacia el cartón 22 (20-17). A Aimar y Begino, con la tranquilidad que les da su amplio margen de maniobra tras haber acumulado ya seis triunfos consecutivos, se atrevieron a forzar otro abrazo en el marcador. No sería el último. Tras adelantarse nuevamente en el marcador, Begino no pudo defender de aire un soberbio pelotazo de Titín -la pelota se estrelló en la chapa superior del frontis- y los contendientes quedaron condenados a jugarse la victoria a una sola carta. A un solo tanto. A un cara o cruz.
La suerte sonrió finalmente a Titín y Pascual. Pero su victoria no fue producto únicamente de la fortuna. Caracolero y doblero se trabajaron el triunfo. Ellos eran los más necesitados, mientras que a Aimar y Begino tal vez no les haga falta ganar más para ser semifinalistas.